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Abril 2020
LUCES Y SOMBRAS - El Futuro de la Humanidad
Reflexiones sobre la crisis del coronavirus
He sentido la necesidad de compartir mis reflexiones sobre la situación tan especial por la que estamos atravesando en nuestra sociedad en estos momentos actuales con la pandemia del coronavirus 2020. Mis reflexiones están realizadas bajo cuatro puntos de vista, cada uno de ellos relacionados con las diferentes facetas de mi currículum profesional: primero, como economista y socióloga; segundo, como diplomada en el campo de la salud integral y preventiva; tercero, como investigadora en el campo de la salud bionenergética dentro del marco de la física cuántica; y cuarto, como divulgadora de estos conocimientos a través de conferencias y talleres para ayudar al despertar de la consciencia y promover el crecimiento personal.
Sé que las palabras que voy a decir en este escrito pueden provocar 4 distintos tipos de reacciones:
1) Personas que simpatizarán y estarán de acuerdo con lo que voy a comentar.
2) Personas que lo oirán por primera vez, y después de la sorpresa inicial estarán dispuestas a profundizar y ver que puede haber de verdad en lo que estoy planteando.
3) Personas que se sentirán incómodas por lo dicho y desearían no haberlo sabido.
4) Y por último personas que lo rechazaran de pleno indignadas por el atrevimiento de cuestionar los pilares actuales de nuestra sociedad. Y es cierto que voy a cuestionar los pilares sobre los que se ha basado nuestra sociedad en las últimas décadas pero lo hago con el deseo de realizar una crítica constructiva y con la intención de intentar poner algo de claridad en nuestras mentes 'dormidas', sobre todo si creemos que tiempos pasados fueron mejores. Con ello no quiero decir que la situación que atravesamos sea positiva o placentera, y mucho menos para las personas que directa o indirectamente han sido, o están siendo, víctimas afectadas por el contagio del coronavirus. Por ello, antes que nada, quiero aprovechar esta ocasión para expresar mi más sincero pesar por todo el sufrimiento que están viviendo las personas contagiadas, sus familiares, el personal sanitario, y otros profesionales sociales; y con el deseo de ayudar a contrarrestar el miedo, el dolor, la tristeza y la desesperanza, dedico cada día unos minutos de silencio y meditación para enviar energía positiva y sanadora a todos aquellos que lo necesitan: para los que nos han dejado, para los pacientes que están todavía luchando, para al personal sanitario que están siendo un modelo de valentía y entereza, para las fuerzas de seguridad, bomberos, personal de limpieza y personal de servicios básicos indispensables; y por último, pero no por ello menos importante, para el planeta Tierra, que tanto lo necesita para recuperarse de todas nuestras inconscientes y continuadas agresiones, con el pleno convencimiento de que estas energías, conjuntamente con las de muchas otras personas que también están haciendo lo mismo en todo el mundo, puedan tener un efecto positivo, según ya se ha podido comprobar en los múltiples experimentos realizados dentro del marco de la física cuántica actual.
Beneficios del Confinamiento
Sin embargo, con boca pequeña, y con la mayor humildad posible debo decir que este confinamiento ha llegado a mi vida en un momento muy necesitado, y lo recibo con profundo agradecimiento, considerándolo como un regalo caído del cielo para poderme tomar algo de tiempo para mí misma. Sin remordimientos. Sin auto-responsabilidades. Un total parón después de varios años de estar siempre en movimiento, activa, estudiando, investigando, creando, viajando, compartiendo, atendiendo… Reposo, tranquilidad, cuidados y mimos hacia mí, con tiempo por delante, sin viajes, sin compromisos, sin planificaciones, viviendo absolutamente el presente, en el aquí y en el ahora. Sé que no ha sido lo mismo para todo el mundo: unos por estar sufriendo la pérdida de un ser querido, otros por estar recluidos con otras personas que requieren de su apoyo, sean niños y/o familiares mayores; otros por tener que continuar trabajando telemáticamente desde su casa; y otros más, por estar sufriendo la pérdida de su trabajo, y quizá con miedo a no encontrar fácilmente otro. Todos ellos lidiando de forma particular este periodo de confinamiento, aunque supongo que al final la mayoría contentos de ser de los que están en sus casas en vez de estar lidiando con el virus en un hospital.
Aunque nuestras situaciones puedan ser muy distintas, no cabe duda de que la actitud que tomemos en cada una de ellas marcará nuestra presente calidad de vida. Como suelo decir frecuentemente: «5% lo que pasa en la vida, 95% cómo lo tomamos». Saquemos pues lo mejor de nosotros y de la situación, y utilicemos todos nuestros recursos para que estos momentos, no solo nos sirvan para descansar y disfrutar de los nuestros, sino también para retirarnos hacia nuestro interior y poder reflexionar sobre todo lo que está sucediendo. ¿Podíamos continuar viviendo como lo estábamos haciendo? ¿Se podía continuar sosteniendo este frenético y caótico ritmo de vida arrasando con todo y con todos los que se pusieran por delante? ¿Se podía continuar consumiendo de la forma tan desaforada cómo la que estábamos haciendo? Ahora en este parón obligado podemos empezar a ver qué eso no era sostenible; que estábamos, con nuestros hábitos y nuestra falta de consciencia y responsabilidad, acabando con el único hábitat que en estos momentos tenemos: nuestro planeta Tierra.
Sí, he aprovechado estos días para realizar ese merecido descanso tan necesitado. Días de mucha calma, paz, introspección. Días para implementar ese ayuno ligero que estaba ahí pendiente. Días para limpiar órganos internos con sencillas fórmulas milenarias, como hacían nuestros abuelos y antepasados. Días para incrementar la práctica de la meditación y realizar visualizaciones creativas positivas. Días para salir al balcón y recibir directamente los rayos del sol, el astro que nos provee la indispensable vitamina D, la vitamina de la vida, de la cual vamos todos muy escasos, y por supuesto sin cremas químicas protectoras que evitarían recibirlos. Días para desarrollar mi actitud de agradecimiento y apreciación por todo lo que tengo, por todo lo que soy, por todo lo que me llega… Lógicamente los resultados no se hicieron esperar, pues al cabo de 10 días ya sentía como todo mi ser volvía a la vida, con fuerzas renovadas, algo tan anhelado después de un intenso periodo que me había llevado casi a las puertas de la extenuación. Como se suele decir: «He podido hacer prácticamente borrón y cuenta nueva».
El Poder Sanador de la naturaleza
Durante mis 25 años de estudio e investigación sobre salud integral, la mitad de ellos realizados en la India, comprendí que la naturaleza, conjuntamente con los recursos naturales inherentes al propio Ser, era la mejor forma para restaurar nuestra salud. Ello me ha servido una vez más para re-confirmar la lección aprendida hace ya algunos años, cual es la de que todos llevamos incorporados los recursos necesarios para sanar, y que no nos hace falta recurrir a demasiadas herramientas externas. Pero para ello necesitamos comprender y poner en práctica tres cosas al mismo tiempo:
1) Dejar de agredir a nuestro ser.
2) Descansar lo máximo posible para que el cuerpo ponga todos sus mecanismos de auto-mantenimiento y auto-sanación en funcionamiento.
3) Reflexionar para ver cuáles son los hábitos que habíamos incorporado a nuestra vida y que estaban siendo los causantes de nuestro estrés, de la debilitación de nuestro sistema inmunológico que nos hace más receptivos y vulnerables a la enfermedad, y todos aquellos hábitos que nos estaban llevando, o ya nos habían llevado, al camino de la enfermedad.
Estos días, ante la sorpresa de muchos, hemos podido comprobar que lo que es adentro es afuera, y que a la madre Tierra le está pasando exactamente lo mismo. Ahora que la hemos dejado de agredir, y le permitimos descansar, ella también está utilizando sus recursos naturales para sanarse a sí misma. Sin embargo, nosotros debemos ayudarla evitando el continuar agrediéndola. Nosotros hemos sido el parásito, hemos sido el agresor, el depredador, y si queremos reconciliarnos con ella, si queremos que continúe protegiéndonos, proveyéndonos, cuidándonos… vamos a tener que disculparnos con toda sinceridad, y cambiar nuestros hábitos de forma muy radical. ¿Cómo es que no hemos sido capaces de admirar y venerar la plasmación de esta inteligencia suprema en nuestro planeta, con este extraordinario y misterioso poder de creación y sanación que resulta absolutamente milagroso a nuestros ojos y a nuestra comprensión? ¿Cómo es que hemos sido tan ciegos e ignorantes como para destrozar nuestro medio sin tan siquiera pestañear? ¿Qué podíamos pues esperar de todo ello? ¿Hasta cuándo podíamos tirar de la cuerda sin que ésta se rompiera? ¿Cómo no podíamos ver que este estilo de vida estaba acabando con los recursos naturales de nuestro planeta? ¿Y que por haber contaminado el oxígeno que respiramos, el agua que bebemos, y los alimentos que comemos estamos enfermando crónicamente toda la humanidad? Todo lo que le hacemos a la bioesfera nos lo hacemos a nosotros, a nuestra salud, a nuestra sociedad. ¿Cómo podíamos pensar que destruir nuestro hábitat, nuestro ecosistema, explotando nuestros recursos naturales, no iba a tener consecuencias profundas en nuestras vidas?
Nos hemos convertido en una sociedad enferma; física, mental y emocionalmente. Yo no fui la excepción: enfermé de Fibromialgia, enfermedad considerada incurable por la medicina alopática moderna, y con la que sufrí fuertes dolores durante más de 7 años. Esta dolorosa enfermedad, junto con el Síndrome de Fatiga Crónica y Depresión, me llevó incluso a considerar la muerte como forma de terminar tanto sufrimiento. Tenía 37 años pero me sentía como una mujer de 90, anímica y biológicamente. ¡90 años!
Cuando comprendí el poder sanador que tenía la naturaleza e integré los recursos naturales que tenemos dentro de nosotros para sanar, rechazando la gran cantidad de distintos medicamentos que me habían sido prescritos para paliar los dolores inherentes a dicha sintomatología, milagrosamente en muy poco tiempo sané. Cuando me diagnosticaron la enfermedad, después de varios años de sufrirla por no poder identificar lo que tenía, tuve muy claro que no quería entrar en la dinámica de la medicación; presentía que una vez comenzara con los medicamentos ya no podría parar de consumirlos hasta el resto de mi vida; lo que me llevó a la firme determinación de que el dolor lo resistiría, pero la mente la quería tener muy clara para caminar en la dirección correcta. Y así fue. Después de 23 años de haberme sanado, utilizando solo y exclusivamente nuestros recursos naturales, no solo continúo disfrutando de una muy buena salud sino, y más importante todavía, me siento como una persona de 18 años. 18 años anímica y biológicamente, a los que les añado cada año los restantes como experiencia. Como ejemplo, este año he cumplido años redondos, es decir, 18 de edad + 50 de experiencia. El próximo año serán 18 + 51, y así sucesivamente. Tan importante son los primeros años como los segundos. Los primeros me permiten sentirme joven conservando la ilusión por la vida, para iniciar proyectos nuevos y tener la energía para implementarlos; mientras que los segundos, los años de experiencia, me sirven para aprender más sobre la vida, aprender a cuidarme mejor, a sentirme bien conmigo misma y con el mundo que me rodea; a comprender mejor los misterios de la vida. Estos años de experiencia me ayudan a reflexionar y evaluar mejor las situaciones como la presente. Permiten cuestionarme: ¿Por qué está pasando todo esto? ¿Estábamos yendo en buena dirección? ¿He tenido algo que ver para contribuir a este desenlace actual? ¿Hay algo que esté en mis manos para mejorarlo?...
Preguntas que sus respuestas nos pueden llevar a descubrir una realidad paralela muy distinta a la que nos pensábamos. Y ahora viene la parte incómoda de toda esta reflexión; la parte que muchos preferirían no ver porque les podría hace reconocer que quizá no tomaron la parte correspondiente de responsabilidad, rechazando de paso cualquier posibilidad a preguntarse: “¿Y si fuera verdad…?”.
¿Y si fuera verdad...?
Si eres de las personas que son tan ciegas que no pueden ver el elefante que tienen en la misma habitación, mejor no continúes leyendo. Si eres de las personas que quieren que las cosas vuelvan a ser como antes y todo continúe igual, tampoco. Si eres de las que no creen tener ninguna responsabilidad ante lo que les pasa en la vida y que todo es culpa de los demás, definitivamente párate aquí. Porqué ahora vamos a hablar de realidades, de hechos, de verdades incómodas que pueden requerir responsabilidades, posicionamientos… De realidades tan crudas que te pueden hacer indignar y que hubieras preferido no conocer. Pero hay que saber que ignorar los hechos no los hace cambiar. Si eras feliz con tu vida, no sigas adelante, continúa así, dormido, está bien. Pero si crees que vivimos en un mundo donde la injusticia y la desigualdad social imperan, dónde se han perdido valores esenciales para vivir una vida con dignidad, donde se te hace difícil encontrarle un sentido profundo a la vida, donde el hecho de pasarte la vida trabajando sin saber ni porque, ni para qué, ni para quién, con la sensación de que ésta se te está escapando de tus manos sin tiempo a vivirla, donde la convivencia con tus congéneres deja mucho que desear, donde crees que no podemos continuar explotando los recursos naturales y contaminado el planeta tierra… Si crees todo eso y mucho más, entonces vamos a repasar juntos algunos datos que nos puedan dar algo de luz para comenzar a ver el “poder que se oculta detrás de las sombras”.
Cuando uno despierta y comprende el cuadro más completo de lo que está pasando en la sociedad, quién la gobierna, qué valores imperan, cómo se manipula a la población, etc. te puedes dar cuenta de que efectivamente algún tipo de manipulación ha de existir para poder llegar al extremo a la que hemos llegado, donde el 1% de la población tiene el 99% de la riqueza de todo el planeta. Y si son ciertas las cifras publicadas, solo 62 personas en el mundo reúnen la misma cantidad de dinero que la mitad de la población restante. ¡Solo 62 personas!
Globalización y los Medios de Comunicación
Cuando hace varias décadas comenzaron el proceso de globalización, muchas personas no vieron venir la que se estaba preparando. Nos estaban vendiendo el producto como la gran panacea para vivir en un mundo mejor. Pero era obvio que si las pequeñas empresas eran engullidas por las gigantes, al final habría solo cuatro personas que dominarían la economía de todo el país. Y así ha sido. Un grupo muy reducido de personas que se han hecho extremadamente poderosas utilizando todos los medios en su haber, entre ellos los medios de comunicación, y los dirigentes políticos, para conseguir sus verdaderos propósitos. Nos han hecho creer que la democracia existe, y que las noticias e informaciones que reparten tan pródigamente en los distintos medios de comunicación, especialmente TV, radio y prensa, es información real, objetiva y fidedigna.
Cuando descubres que los políticos son solo marionetas, que tienen que devolver en favores y privilegios todo el dinero que esos hombres poderosos han invertido en sus campañas; cuando descubres que el tiempo dedicado a ir a votar no va a hacer ninguna diferencia porqué salvo pequeñas promesas (que la mayoría de veces no se pueden llegar a cumplir), la sociedad no experimentará grandes cambios; cuando descubres que vivimos en toda una farsa bien estructurada para mantenernos en la ignorancia… entonces te das cuenta de la magnitud de esta ignominia, esta ofensa ante la dignidad humana de todos y cada uno de los individuos que componen la sociedad.
Este puñado de gente poderosa, la élite que dirige el mundo desde la sombra, lleva muchos años incrementando su poder con campañas de publicidad e informativos muy bien estudiados, consiguiendo, mal nos pese, hipnotizarnos, amodorrarnos, adiestrarnos, indoctrinarnos y condicionarnos, sin que prácticamente nos hayamos podido percatar. Fijaros que no hay noticias distintas en los medios de comunicación sino solo una. La misma noticia traducida a todos los idiomas, extendida por todo el mundo, sin importar el país, la raza y el credo… dicha, y repetida machaconamente a lo largo del día, día tras día, semana tras semana, mes tras mes...
Hace 30 años, cuando dejé de dar clases de economía en la universidad por no comulgar con el tipo de modelo económico que debíamos enseñar, tenía muy claro que con dicho sistema ni conseguiríamos crear la economía de bienestar que nos estaban prometiendo -con todos los distintos matices que este concepto conllevaba aparte del económico-, ni tampoco conseguiríamos crear una sociedad más justa e igualitaria. También me quedó claro que la famosa “ley de la oferta y la demanda”, tan utilizada por entonces para justificar y encubrir lo que en realidad estaba pasando, no correspondía para nada con las verdaderas necesidades de la población, pues la publicidad engañosa con la que nos bombardeaban a través de los medios de comunicación, sesgaba completamente la realidad. No se demandaba lo que en realidad se necesitaba sino que se demandaba aquellos productos que las empresas con más dinero decidían invertir en publicidad, haciéndonos creer que realmente estas eran nuestras necesidades.
¿Y quién había detrás de esas empresas? Pues esa élite poderosa y adinerada que podía producir a gran escala, abaratando precios, y eliminando del mercado para siempre a la pequeña y mediana empresa. A partir de ahí comenzaba a despuntar más claramente las grandes diferencias económicas entre los ‘unos’ (con mucho dinero pero pocos en número) y los ‘otros’ (con poco dinero y formando la mayor parte de la población). Eso sí, según ellos con la promesa de un mundo mejor.
Para tener a la gente sujeta y con obligaciones hacia el sistema que estaban creando, se ofrecían con mucha facilidad préstamos bancarios para incentivar el consumo, préstamos que luego había que devolver pero multiplicados con intereses; también créditos hipotecarios a largo plazo, que te tenían encadenado para el resto de tu vida a un trabajo que ni te interesaba ni te enriquecía, pero cuya amenaza de ser despedido te hacía aceptar cualquier condición: «Si no estás contento, ahí tienes la puerta donde hay cientos de personas esperando poder ocupar tu lugar». Sin escapatoria. Convirtiéndonos en esclavos, esclavos de un sistema, esclavos de unos jefes, esclavos de la élite, esclavos de las grandes corporaciones… Eso sí, algunos esclavos con más privilegios que otros, ya que es cierto que “hay esclavos… y esclavos”: esclavos de a pie, conformando la clase obrera; esclavos de traje y corbata, conformando la clase media; y esclavos de élite, a los que se les permitía quitarse el uniforme y compartir algunas de las migajas que iban quedando desparramadas después del banquete. Algunos contentos, viviendo engañados, creyendo que porque tienen más que otros ya no son esclavos. Pero no hay mejor esclavo que aquel que no sabe que lo es. Esa ha sido la jugada. Nos han tenido ocupados, entretenidos, preocupados por la supervivencia del día a día, y engañados con la falsa idea de que si comprábamos esto o lo otro alcanzaríamos la felicidad. Pero por más que trabajáramos, por más que compráramos, por más que la persiguiéramos, ésta cada vez se nos escapaba más y más. Tanto trabajamos, tanto nos esclavizamos, que al final ya no sabíamos por qué y para quien lo estábamos haciendo, con el agravante de que uno detrás de otro íbamos enfermando, enfermando a nivel individual y a nivel colectivo. Y ahí es donde nos hallamos.
Cuando hace también 30 años, con el consenso familiar desterramos la TV de casa, las personas que nos rodeaban nos tildaron de raros. Aunque no éramos los únicos, es cierto que éramos minoría. Decisión pensada y madurada para evitar los lavados de cerebro a los que veíamos nos estábamos exponiendo cada vez con mayor intensidad. No más noticias preparadas con la intención de inculcar el miedo a la población. No más mensajes de que todo es malo en el mundo. No comprar más las noticias que ‘ellos’ nos querían vender. Y lo mismo hice con los periódicos ante el horror de muchos amigos intelectuales que no comprendían cómo se podía vivir sin estar al tanto de las noticias. Mi respuesta era sencilla: «No quiero tener un empacho de solo las malas noticias, pues sé que estas noticias nos afectan y además nos afectan en negativo. En el mundo pasan muchas más cosas positivas que negativas, muchísimas más, y nadie nos habla de ellas. Si lo hicieran, éstas tocarían positivamente la vida de las personas y serían una gran fuente de inspiración para todos, y seguro que ello permitiría crear un mundo distinto, mucho más positivo. Y esas cosas positivas también son una realidad del mundo. Continuamente suceden cosas buenas en el mundo”.
No hemos sido conscientes del poder que los medios de comunicación, y la televisión en particular, han tenido y tienen en nuestras vidas. Un arma poderosa que ha entrado en nuestras casas por la puerta de detrás pero se ha instalado en el lugar central de todos los hogares para a partir de ahí hacer todo lo que quieran con nosotros. Y en la televisión no solo nos están bombardeando con imágenes y mensajes que nos condicionan al miedo, a la agresividad, a la avaricia, a la lujuria, a la gula, a la superficialidad, a la estupidez... sino que además viene complementado con películas del mismo tono, programas absurdos que atentan contra la inteligencia humana, entrevistas con personajes que se dedican a despellejarse unos a otros, y un largo etcétera de toda otra serie de despropósitos. Y sorprendentemente todos a tragar. Pero ¿cómo podría ser de otra forma? Nos han lavado el cerebro y encima nos hemos hecho adictos; “nos hemos enganchado”. Y ahora, durante esos meses, esta campaña de provocación de miedo ha sido tan agresiva, que han consiguiendo que prácticamente toda la población mundial esté muerta de miedo. Literalmente muerta de miedo. Y fijaros lo que acabo de decir: MUERTA DE MIEDO, la propia la frase lo dice. Y sí, puedes morirte de miedo simplemente porque éste te provoca una rápida y fuerte bajada de defensas de tu sistema inmunológico, haciéndote totalmente vulnerables al ataque externo de cualquier invasor, en este caso un virus.
En este punto de mi exposición, ya puedo haber perdido a algún amigo. Más de una persona se puede haber tomado estas palabras como algo personal, y os puedo asegurar que ésta no es mi intención. Ya sé que no es fácil aceptar que podemos estar yendo por la vida como si estuviéramos dormidos; tampoco lo es el tener que admitir que quizá sí que somos esclavos de un sistema bien organizado, aunque lo seamos de camisa blanca y corbata y nos podamos permitir más lujos que otros menos favorecidos. Tampoco a nadie le gusta que le digan que está alienado, hipnotizado, aborregado… Pero nos guste o no nos guste, desgraciadamente esta ha acabado siendo la realidad.
¿Preferimos continuar dormidos e ignorar estos hechos porqué la verdad no nos gusta? Bien. ¿Preferimos defendernos utilizando los mismos argumentos que utiliza la élite poderosa escondida en las sombras diciendo que esto son teorías conspiratorias? Bien. Pero si os permitís darle algunos vueltas a esto con imparcialidad, es muy posible que acabaréis al final aceptando que eso desafortunadamente es así; y que la sencilla fórmula de 2 + 2 = 4 se da prácticamente en todas las ecuaciones. Pero a esos poderes fácticos no les interesa que nadie comprenda esta sencilla fórmula, y para ello utilizan todas las armas en su poder para desprestigiar a aquellos que se salen de las filas tratando de mostrar otra realidad. ¿Y sus herramientas? Todas ellas en nuestros hogares: el uso y abuso de los medios de comunicación con la televisión en cabeza; el control de todos nuestros datos, hasta los más personales, a través de la red de internet; la censura cada vez más intensa en YouTube y WhatsApp hacia aquello que no les conviene que se sepa; las ‘fake news' con las que han conseguido no solo cambiar la verdad sino confundir a todo el mundo de tal forma que ya no podemos ni creer lo que nos está diciendo nuestra madre en un vídeo casero; así como la completa disponibilidad de nuestros datos para el uso que quieran hacer, incluyendo el hecho de venderlos al mejor postor; y quién sabe cuántas cosas más.
Aparte de ofrecernos continuamente información sesgada y manipulada, este poder en la sombra se ha adueñado de dos cosas extremadamente importantes en la vida de las personas: la salud, y la alimentación, habiendo entendido muy bien que quien es el amo de ello es el amo del mundo. Y lo peor no es eso, lo peor es que lo han hecho de una forma tan sutil, que la mayoría de la población ni ha podido percatarse, ni está abierta a reconocerlo. Y si intentas explicarlo, acabas siendo tachado por estar mal de la chabeta, confirmándose el hecho de que es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados. Así y todo, tomo el riesgo, y después de haber explicado estos preliminares me meto de lleno en la materia pasándoos a exponer mi punto de vista sobre el tema que nos ha llevado hasta aquí. ¿Me acompañáis un poco más?
La Sanidad
Si empezamos por la sanidad, creo que podéis estar de acuerdo conmigo de que el sistema sanitario actual respondería mejor al nombre de ‘Sistema Sanitario para la Enfermedad’. Fijaros que durante más de un siglo se han destinado enormes recursos, económicos y humanos, dinero de los contribuyentes, para identificar síntomas –que han clasificado como enfermedades- y crear una industria potentísima de medicamentos, que no curan nada pero que mantienen a gran parte de la población crónicamente enferma, adicta a medicamentos que con sus efectos secundarios obligarán a añadir nuevos medicamentos, que a su vez tendrán sus efectos secundarios, obligando a tratar con nuevos medicamentos, que a su vez mostraran nuevos efectos secundarios, y así sucesivamente. ¿Qué se ha conseguido con esta dinámica? Pues, para la mayoría de la población una mala calidad de vida y encima para el resto de sus vidas; y para la industria farmacéutica, unos extraordinarios beneficios económicos que van imparablemente in crescendo. Somos muchos millones, son muchas pastillas… diarias, semanales, mensuales, anuales… ¿No os sorprende que después de todo el dinero que se invierte en investigación y tecnología, repito, con el dinero de los contribuyentes, las enfermedades crónicas lejos de disminuir, continúan yendo en aumento? Yo volvería a utilizar la sencilla fórmula del 2 + 2 = 4.
¿Te has preguntado alguna vez cuánto dinero de nuestros impuestos y recursos se dedican a la salud preventiva? Pues que yo sepa ninguno, o prácticamente y comparativamente ninguno. Sin embargo desde hace décadas, por no decir siglos, se habla de la importancia de aplicar la salud preventiva cómo la mejor forma y la más económica de mantener a la población sana. Cuando daba clases de estadística en la escuela universitaria de enfermería hace 35 años, presentamos algunas ponencias en congresos para potenciar la Salud Preventiva ¿Han implementado alguna política eficiente para promoverla? Que yo vea, desde luego no. ¿Y no os parece extraño?
No solo no desarrollamos una salud preventiva para el bien de la salud de toda la humanidad, y para el bien de la economía de los países, sino, y para más inri, se han iniciado campañas de desprestigio internacional en el intento de abolir cualquier profesión relacionada con la salud que no sea la de doctor en medicina. Con ello pretenden erradicar acupuntores, homeópatas, osteópatas, naturópatas, y variados tipos de terapeutas relacionados con terapias preventivas, naturales y bioenergéticas. Incluso llegando a los extremos de querer poner en el mismo paquete, tradicionales y saludables prácticas que uno mismo puede realizar en casa como pueden ser la meditación, el yoga, el taichi, el reiki, y otras muchas más. Todo ello sin tener en cuenta la importante función que podían aportar como complemento a la medicina tradicional moderna, y lo beneficiosas que podrían llegar a ser en la restauración del equilibrio de una persona en sus primeros estadios de desarmonía y de esa forma impedir el desarrollo de la enfermedad.
El ataque hacia estos profesionales de la salud natural es tan fuerte como sorprendente, casi al estilo de la caza de brujas de la edad media, pero de forma más sutil y moviendo los hilos desde detrás. ¿Y por qué? Os podrías preguntar. Muy sencillo: porque estos profesionales de la salud no están prescribiendo medicamentos, y por tanto no les reportan beneficios directos; tampoco indirectos ya que no mantienen a sus pacientes crónicamente enfermos. ¿Y quién no tiene interés en que se curen los enfermos? No son los médicos. No. Ellos, me atrevería a decir, son las primeras víctimas, las marionetas de un sistema sanitario que desde el primer año de sus estudios en la universidad de medicina su principal aprendizaje será conocer que medicamentos recetar para cada distinto tipo de sintomatología o patología. Ninguna asignatura de cómo prevenir la salud. Ninguna asignatura de nutrición. Ninguna asignatura sobre normas higienistas…
¿Qué no nos gusta ver esta cruda realidad? Bien… Pero vuelvo a repetir “ignorar los hechos no los hace cambiar”. Un abuso de poder sobre los doctores en medicina que con ilusión emprenden una carrera con la esperanza de poder sanar a los enfermos y al final se encuentran con las manos atadas y la boca amordazada sin permitírseles salir del guion establecido aunque los años de práctica y su sentido común les diga que se podría hacer de otra forma. Una situación que empieza a ser insostenible para cada vez un mayor número de médicos y profesionales de la salud que ya se cuestionan la coherencia del sistema y sus protocolos obligados; sobre todo cuando, hasta la fecha, no se ha podido demostrar de forma fehaciente su efectividad, y si en cambio en algunos casos sus evidentes perjuicios. Sirva como ejemplo el caso de la quimio y radioterapia en pacientes de cáncer, cuyo protocolo obligatorio todavía no ha podido ser demostrado que tenga una real efectividad –no en vano todavía tiene tasas de mortalidad muy elevadas-; y si en cambio muchos perjuicios debido a la agresividad de los tratamientos, no solamente en el momento de realizarlos, sino también con los efectos colaterales que pueden dejar comprometida tu salud para el resto de la vida, y todo ello sin una información previa completa, la cual te permitiría tener la potestad de elegir. Quitarse la venda de los ojos y la mordaza de la boca no es algo que muchos médicos puedan realizar. Se necesita mucha valentía para enfrentarse a las presiones a las que son sometidos, con denuncias, amenazas de despedidos, pérdidas de licencia… y mucho más. Y nos guste o no nos guste, nos cueste o no creerlo, esa es una realidad con la que todos, pacientes y profesionales, tenemos que lidiar. Afortunadamente cada vez hay más doctores que se atreven a cuestionar este sistema sanitario, levantando la voz, y ofreciendo su testimonio para dar fe de ello. Si las voces de descontento aumentaran podría llegar un momento en que fuera difícil acallarlas.
Desde luego no, no son los médicos quienes no tienen interés en que se curen los enfermos. Ellos hacen lo que pueden dentro de un sistema en el cual no se les permite salirse del guion preestablecido. Y no es fácil cuestionar al mencionado establishment cuando el hacerlo podría tirar por los suelos todos sus largos años de estudio e inversión económica para llegar al punto donde están. Y además, a nadie le amarga un dulce, pues el poder que les han otorgado esos poderes fácticos haciendo creer a la población que lo que dice el doctor va a misa, ayuda a elevar su autoestima; desgraciadamente algunas veces por demasía acabando por creerse dioses con potestad para decir lo que tienes o no tienes que hacer sin que tu tengas nada a opinar; algo muy conveniente para la industria farmacéutica que a través de los médicos venderán todo aquello que deseen vender. Los que no tienen interés en que los pacientes se curen, y permanezcan crónicamente enfermos son las cuatro grandes multinacionales farmacéuticas que no quieren perder el privilegio conseguido a lo largo de muchos años de desarrollar un sistema muy bien organizado en el cual por un lado patrocinan universidades prestigiosas de medicina en EE.UU, de las que el resto del mundo tomarán como modelo; por otro lado poniendo personas de su confianza en centros de investigación para distintas enfermedades; también en cargos políticos muy relevantes… y finalmente en la alta directiva de la OMS (Organización Mundial de la Salud), que al final tendrá oficialmente la última palabra para declarar que medicamentos se pueden autorizar o no, que vacunas se pueden aprobar o no, cuando hay que declarar una pandemia, y cuando es obligatorio vacunarse.
A estas alturas ya imagináis quien está detrás de estas cuatro grandes empresas farmacéuticas del mundo. Ni más ni menos que esta pequeña élite que gobierna en la sombra, sabiendo que es más fácil gobernar a gente dormida, hipnotizada, aborregada, y encima empastillada, que gente independiente, librepensadora y saludable. Por ello cuando, en esta gran obra de teatro que se está representando, intentas levantar el telón para mostrar lo que se esconde detrás de él, para saber exactamente lo que pasa entre bambalinas, corres el riesgo de convertirte en la cabeza de turco siendo señalado con el dedo, acusado de enemigo, o simplemente, pero eficientemente, acusado de instigar teorías conspiratorias. En esta farsa tan bien ensamblada llamada democracia ya no puedas llamar al pan, pan; y al vino, vino.
La Alimentación
Pasemos ahora al sector de la alimentación. Ese aborregamiento, esta hipnotización, este empastillamiento... ha permitido hacernos creer que la alimentación industrial moderna, producida a gran escala, conteniendo miles de distintas sustancias químicas en sus ingredientes, fumigada y bañada con pesticidas, herbicidas e insecticidas, elaborada, adulterada, y genéticamente modificada, es mejor que la alimentación que nos ofrece la naturaleza en su estado natural.
¿Qué nos pasa? ¿Dónde ha quedado nuestro sentido común? ¿Quién está detrás de esta monstruosa industria alimentaria que nos enferma a todos? Pues los mismos, ese puñado de personas poderosas, propietarias de la gran industria farmacéutica, y que ahora tienen también el monopolio de toda la industria alimentaria producida a gran escala. EXACTAMENTE LOS MISMOS. Yo te pongo enfermo a través de la alimentación industrial, y luego te medico. Simplemente como ejemplo me gustaría comentar un hecho que conocimos personalmente sobre una destacada empresa multinacional danesa, la cual a través de una de sus empresas afiliadas te vendía los productos para la fumigación agrícola (por supuesto tóxicos), y en otra empresa afiliada te vendía el producto para el tratamiento de la quimioterapia para pacientes de cáncer. ¿Volvemos a sumar? 2 + 2 = 4. Yo te provoco el cáncer con estos alimentos industriales conteniendo muchos químicos, muchos de ellos probadamente cancerígenos… y yo te vendo un tratamiento extremadamente caro para intentar curarte. Suena terrible, ¿verdad? Pues sí, suena, y es, terrible. Aquí vendría muy bien la famosa frase del periodista Hunter Thompson: “La verdad, cuando finalmente la descubres, es mucho peor que tus peores sospechas”.
Dentro de este apartado de alimentación creo que es importante hablar de un tema muy controvertido como son los alimentos transgénicos, es decir los alimentos genéticamente modificados. Monsanto, una de las principales multinacionales norteamericanas productora de agroquímicos y biotecnología destinados a la agricultura, se hizo líder mundial tanto en la producción de semillas de ingeniería genética como de herbicidas. Para justificar los alimentos transgénicos, la empresa Monsanto, ahora comprada por Bayer, apela a que dichas plantas modificadas genéticamente tienen la ventaja de no ser atacadas por insectos. Ahora, debemos preguntarnos ¿Qué habrá en estas plantas que ni los insectos deseen comer? Si no los quieren los insectos que con su sabiduría innata saben lo que les conviene, ¿por qué nos va a convenir a nosotros? Otro punto negativo muy importante con los alimentos transgénicos es que el fruto no da semilla, es decir no puedes ser autónomo en la producción siguiente, significando que debes comprarle nuevamente a esa empresa cada año las semillas para una nueva cosecha. Esto no solo hace que el pequeño e independiente agricultor con sus pobres márgenes no pueda volver a comprar la materia prima para el siguiente año debiendo quizá vender sus tierras, sino que hace que Monsanto se convierta en amo de toda la cadena alimentaria. ¿Recordáis? “Quien es el amo de la comida es el amo del mundo”.
Y esa manipulación genética que están haciendo con las plantas, especialmente con trigo, soja y maíz, las cuales acaparan el mayor porcentaje de la producción agrícola del mundo, también la están haciendo con los animales. ¿Sabías acaso que estas bebiendo leche de vaca que ha sido genéticamente modificada? Probablemente no, ya que en España y en muchos países no tienen la obligatoriedad de especificarlo en su envase, demostrando una vez más el poder de decisión que tienen estas grandes corporaciones. Habría que preguntarse ¿por qué los gobiernos no tienen ningún interés en informar correctamente a sus ciudadanos para que tengamos la potestad de decidir libremente qué productos comprar?
Con todo ello, ahora más que nunca, es perentorio que consumamos productos ecológicos, sin herbicidas e insecticidas, ni otros productos químicos en su elaboración, con el fin de apoyar la agricultura ecológica e independiente, para el bien de nuestra salud, y también el de nuestra libertad. Quizá también podríamos plantearnos si esta modificación genética utilizada para plantas y animales se ha hecho extensiva a los humanos, y ya nos estuviéramos relacionando con algunos de ellos sin saberlo. La tecnología está, y la falta de valores éticos también. Tal como ha ido evolucionando la sociedad lo extraño sería que no se hubiera hecho todavía, pero ello solo sería una suposición y lo que yo intento es hablar de los hechos que sí podemos comprobar.
Las Vacunas
Antes de hablar sobre la crisis que estamos viviendo, creo que es importante que hablemos sobre un tema crucial y controvertido como es el de las vacunas, muy debatido en estos momentos cuando se cierne sobre nosotros la sospecha de una vacunación masiva obligatoria. En mi infancia era obligatorio ponerse 4 vacunas: polio, difteria, tétanos y tosferina. En la actualidad los niños se ven obligados a ponerse más de 20 vacunas diferentes, y la mayoría de ellas de forma repetida desde que nacen hasta cumplir la mayoría de edad. Es decir, introducimos en el cuerpo de nuestros niños, incluso desde recién nacidos, virus, bacterias y otras sustancias vivas, muertas y sintéticas, con la teoría de que así se harán resistentes a dichos microrganismos para el resto de sus vidas. El tema es que se ha podido comprobar, a lo largo de los años de estar vacunando a la población, que éstas no son tan inocuas como nos quieren hacer creer; es más, se está relacionando el incremento del número de casos de niños con autismo y con síndrome de hiperactividad con este incremento de vacunación. Además, las vacunas, aparte de contener virus, que ya de por sí es arriesgado, contienen también conservantes, mercurio, aluminio, formaldehído y ciertas partículas detestables de animales y suero. Y ahora que todo el mundo sabe de la toxicidad del mercurio y del aluminio, metales pesados que además son muy difíciles de eliminar del cuerpo, no nos debería extrañar que estos se acaben almacenando en el cerebro con las consecuencias que ello puede comportar en nuestra salud.
Y lo que hace todavía más difícil de justificar la vacunación obligatoria, es el hecho de que las primeras vacunas que se impusieron -la de la tuberculosis, la difteria y la tosferina-, se introdujeron cuando estas enfermedades estaban erradicadas al 90%. ¿No sería que las normas higienistas que se fueron incorporando a nivel de sociedad e individualmente era la forma mejor de erradicar o prevenir muchas enfermedades de forma totalmente natural? ¿Por qué entonces se insiste tanto en la vacunación, y además se aumenta dicha política?
Los numerosos estudios realizados en todo el mundo sobre los variados riesgos que están comportando las vacunas, y la no tanta efectividad prometida, deberían ser suficientes para replantearnos su uso. De hecho en EE.UU. existe un fondo económico llamado National Vaccine Injury Fund, establecido por el gobierno en 1986 para compensar a las víctimas mortales por el uso vacunas. Hasta la fecha ha pagado 783 millones de dólares en indemnizaciones por unas 579 muertes, habiendo muchas más pendientes de resolución. En España también se han dado resoluciones e indemnizaciones a niños afectados por distintas enfermedades a consecuencia de su inoculación.
Como ejemplo de su pobre efectividad me gustaría incluir el resultado de algunos de estos estudios:
En julio del 2014 se celebró en Niza frente a más de 3.000 médicos, y científicos de todo el mundo, el IX congreso Internacional de Autoinmunidad, donde se expuso el problema grave de las sustancias tóxicas presentes en las vacunas donde el mercurio, el aluminio el escualeno (aceite de tiburón) y la silicona, estaban causando distintas patologías y muchas enfermedades autoinmunes. Por supuesto, como era de esperar, y como viene siendo habitual, no se pudo llegar a ningún consenso para que por lo menos fuera potestad individual o de los mismos padres el decidir si se decantaban por la vacunación o no.
Ahora bien, si apelamos a nuestro sentido común, ¿vosotros creéis que en un cuerpo tan inteligentemente creado como es el del ser humano, que lleva incorporados todos los recursos de mantenimiento y autosanación en su diseño, necesita algo externo para conservar su salud? Cuando se nos rompe un hueso, no es el médico quien lo suelda, es la propia naturaleza que se repara a sí misma; siendo el médico si acaso quien ayuda a su recolocación e inmovilización, pero la sanación la hace el mismo cuerpo desde dentro. Y lo mismo podríamos decir con cortes en la piel, quemaduras, resfriados, gripes… ¿No creéis pues que sería mejor educar e implementar medidas higienistas, buenos hábitos y alimentación natural en las personas para reforzar su sistema inmunológico el cuál conoce muy bien como activar sus propios mecanismos de autoreparación en vez de inyectar a los bebés todo tipo de virus y bacterias? ¿No sería por ejemplo mejor promover la lactancia materna durante todo el primer año de vida de un bebé cuando se ha demostrado que ello les ayuda a protegerse de forma natural contra infecciones y muchas otras enfermedades preparándoles con un fuerte sistema inmune, en vez de promover la leche de fórmula como la mejor leche que puedes ofrecer a tu bebé?
Dicho todo ello podemos hablar ahora sobre las vacunas de la gripe estacional que tan de moda se han ido poniendo en los últimos años, supongo que entre otras razones para captar a las personas mayores, con las que ya no se justificaba inocularlas con otro tipo de vacunas. El virus de la gripe ha estado presente en muchísimos hogares de todo el mundo desde tiempo inmemorial principalmente durante los meses de invierno, virus que ha ido mutando de año a año y que la vacunación basada en los virus de la anterior infestación no pueden proteger ante la nueva cepa del inicio de cada invierno. Y sin embargo se ha continuado promoviendo de forma intensa dicha vacunación aunque se hubiera demostrado su poca efectividad. Las personas de edad, condicionadas por los médicos a vacunarse, una gran mayoría continuaban contagiándose del virus de la gripe y en algunos casos con mayor virulencia.
Con lo expuesto, debemos entender que si se continúa condicionando u obligando a la gente a vacunarse no puede ser otra razón que la del beneficio económico. Está claro que para la industria farmacéutica las vacunas son un negocio; y en el caso de una vacunación masiva, un negocio masivo.
Pandemia o "Plandemia"
El intento de vacunar a la población en las anteriores gripes -porcina y aviar- del 2006 y 2009, ya clasificadas entonces como distintas variantes de la gripe A, a través de crear una alarma sanitaria mundial innecesaria, fue un fracaso y para muchos una manipulación evidente por parte de las multinacionales farmacéuticas, apoyadas por los ministerios de sanidad de distintos países, que consiguieron condicionar a la OMS para que cambiara la definición de pandemia y de esa forma poder implementar la vacuna obligatoria a toda la población mundial. Ante una gran resistencia por parte de la ciudadanía que se opuso masivamente a ponérsela, los millones de vacunas comprados por los estados, con el dinero de los contribuyentes, acabaron en la basura; sin embargo las farmacéuticas y laboratorios que estaban dedicados a investigar y producirlas, ya habían recibido sus beneficios económicos con las ventas de vacunas y antivirales compradas por los gobiernos.
Si vemos las cifras de fallecimientos por personas afectadas ese año 2009 por la ‘temible’ gripe A, te das cuenta de que no había nada que temer, pues las cifras oficiales de personas fallecidas no llegaron a superar 18.500 para todo el mundo. Si tenemos en cuenta que para ese año la población mundial estimada era de 7.000 millones, solo nos queda hacer una sencilla regla de tres. ¿Y cuáles el resultado? Solo 0,00026 fallecimientos por cada 100 habitantes, es decir 2,6 fallecimientos por gripe A por cada millón de habitantes. ¿Me seguís?
¿Sabéis cuanta gente muere cada año en el mundo a consecuencia de enfermedades causadas por una incorrecta alimentación y unos hábitos de vida inapropiados en nuestra sociedad actual? Si tomamos en cuenta las 4 enfermedades que más vidas se cobran en el mundo moderno - enfermedades del corazón, enfermedades pulmonares, cáncer y diabetes-, todas ellas juntas, matan anualmente a 41 millones de personas en todo el mundo. Si volvemos a hacer la misma regla de tres, el porcentaje obtenido de fallecimientos para la población total es es de 5.300 defunciones/millón, que nada tienen que ver con los 2,6 fallecimientos/millón por la gripe A. Repito 5.300/millón contra 2,6 muertes/millón. ¡¿Qué nos están vendiendo?! Y la principal causa de estos 41 millones de muertes se podrían prácticamente erradicar si se censurara la alimentación industrial y tóxica a la que nos han acostumbrado y a la que desgraciadamente nos hemos quedado ‘enganchados’, ya que está reconocido que muchos de los ingredientes incorporados en este tipo de alimentación son fuertemente adictivos. ¿Y qué hacen los gobiernos que teóricamente deberían velar por nuestro bienestar y nuestra salud para erradicarlas? Yo diría que nada, o mejor dicho, diría que dirigen la vista hacia otro lado para no meterse en un terreno resbaladizo como es el de enfrentarse a este poder oculto en la sombra en el que se incluyen los propietarios de las macrocadenas productoras de alimentación industrial.
Las personas que no teníamos TV y no pudieron influir en nosotros con la política del miedo, pudimos ver con cierta distancia y perspectiva el gran espectáculo que se presentaba ante los ojos de los ciudadanos, con un despliegue sanitario explícito, y sobre-exagerado, que en aquel momento no fraguó. Y ahora vuelve a repetirse el mismo teatro. Ya tenían el decorado, el vestuario, el guion, ya habían hecho el ensayo general… ahora tenían que hacer lo que fuera para que la gente les creyera. La primera estrategia era la de asegurarse de que sembraban el suficiente pánico para toda la población, utilizando desde el momento cero la herramienta del terror como primera arma de ataque. ¿Recordáis el concepto antes nombrado de ‘MORIRSE DE MIEDO’? Pues ahí estamos.
Datos comparativos de las tasas de mortalidad por gripe estacional y por COVID19
De la misma forma que en este proceso de información único, bombardeado por las televisiones de todo el mundo, escondieron las cifras comparativas de defunciones en el caso de la gripe A, algo clave para verificar la gravedad de la situación, lo mismo están haciendo ahora con el COVID19. Si no tenemos cifras comparativas con los índices de mortalidad de las gripes estacionales de años anteriores, ¡¿cómo podemos saber cuán terriblemente peligroso es este virus, máxime cuando mantiene a toda la población mundial confinada en sus casas por tiempo indeterminado?! ¿Y por qué no nos las dan? Pues porqué las cifras que salen no justifican de ninguna forma el tener a toda la población mundial encerrada; lo cual nos permitiría pensar que hay otra agenda detrás que se nos está escondiendo al ciudadano de a pie.
Cuando intenté encontrar este dato clave comparativo de mortalidad en Internet, tampoco lo hallé. Por tanto si quería averiguarlo debería hacerlo por mí misma utilizando los datos oficiales publicados en años anteriores en sus páginas y a continuación aplicar la regla de tres. Cuando vi los resultados ¡no podía creerlos! ¡Eran tan bajos que tuve que repetir varias veces esos sencillos cálculos para convencerme de que no me había equivocado! Os invito a hacerlos vosotros mismos para que podáis creer lo que os estoy diciendo. A este punto, algunos de vosotros podéis sentiros ofendidos por restarle importancia al coronavirus, especialmente si habéis tenido algún familiar y/o conocido que ha fallecido a consecuencia del COVID19. No quiero que penséis que no me importan. Me importan y mucho; y también el hecho de que hubieran tenido que llegar a ese desenlace final sin haber podido tener a sus seres queridos acompañándoles si estaban hospitalizados.
Pero permitidme volver a las cifras comparativas, porque este es un tema muy importante. Empezaremos enumerando las cifras de defunciones en años anteriores por las gripes estacionales. Según la Organización Mundial de la Salud, el número de fallecimientos causados por las gripes estacionales en todo el mundo en la última década se ha estimado que estaba entre 290.000 y 650.000, correspondiendo la segunda cantidad al número de muertes imputadas a la gripe estacional del invierno 2018-29019. Si queréis hacer un poco de memoria conmigo deberíamos recordar que el año pasado hubo una incidencia importante de casos de gripe viral, de forma que la mayoría de la gente exclamaba: “¡Todo el mundo está con gripe!”. Creo que pocas personas se escaparon de cogerla, fuera más o menos fuerte. En mi caso, la pasé inusualmente fuerte y virulenta, y me costó más de un mes superarla. Hablamos del invierno anterior a la declaración de la pandemia, es decir, de la gripe estacional anual.
Vamos pues a aplicar la simple regla de tres con los datos de la gripe estacional del último año:
1. Si para una población mundial de 7.700 millones de personas hubieron 650.000 defunciones, entonces para 100 personas, ‘x’. El porcentaje resultante es del 0,0084 %, es decir: 84 fallecimientos por cada millón de personas en todo el mundo por gripe estacional el invierno del 2018-2019.
2. Ahora vamos a hacer lo mismo con las cifras oficiales aportadas para el COVID19 a fecha de 11 de Abril 2020: Si para una población mundial de aproximadamente 7.800 millones de personas ha habido unos 103.000 muertos por las mismas fechas, volviendo a aplicar la sencilla regla de tres, obtenemos un resultado de 0,0013%, es decir: 13 fallecimientos/millón de habitantes. Cifras extremadamente bajas para justificar dicho confinamiento. Si las comparamos con los 60.000.000 de muertos que cada año hay a nivel mundial por distintas enfermedades, los 103.000 muertos por covid 19, son una verdadera nimiedad. ¿Dónde está la pandemia? Solamente contando las muertes por enfermedades cardiovasculares nos vamos a 15,2 millones; por cáncer, 8,8 millones; por enfermedades de las vías respiratorias, 3 millones (atención a este dato); por diabetes, 1,6 millones. Todo esto sin hablar de los varios millones de muertes anuales en los países menos desarrollados que se cobran anualmente como 1,4 millones de niños que fallecen por diarreas y 1,4 millones por tuberculosis.
Y además sobre las cifras del COVID19 deberíamos tener en cuenta que la declaración de emergencia en enero del 2020 coincidía en el tiempo con el pico de la gripe estacional; y que no se ha hecho distinción específica del número de personas que morían de la gripe estacional o del COVID19, ya que según algunos renombrados epidemiólogos a nivel internacional, el famoso 'test' que se está utilizando (PCR) no parece diferenciar un virus de otro. Y otro punto importante a tener muy en cuenta es que no se ha distinguido si los fallecimientos han sido debido al COVID 19 o 'con' el COVID19, que como comprenderéis no es lo mismo. Muchas de las personas mayores que han fallecido este invierno quizá también lo hubieran hecho por la gripe estacional.
Os incluyo también las comparativas de China y Estados Unidos por si todavía os quedaran dudas:
En China, para una población aproximada de 1.400 millones de habitantes, ha habido una confirmación de unos 3.400 fallecidos, lo que representaría un 0,00024%, es decir 2,4 fallecimientos/millón de habitantes.
En EE.UU. para una población aproximada de 330 millones de habitantes, y una confirmación de unos 20.000 muertos, representaría un 0,006 %, es decir 60 fallecimientos/millón de habitantes.
¿Os fijáis que las cifras del coronavirus no indican nada tan terrorífico comparadas con otras enfermedades, como para confinar a toda la población mundial en sus casas, como si estuviéramos en arresto domiciliario, y además pegarle un hachazo a la economía mundial, donde los más perjudicados serán los que están más abajo en la escala social y económica perdiendo su trabajo; así como la pequeña y mediana empresa que no podrá resistir una crisis de estas características?
Creo que hasta ahora, todo lo comentado en este artículo, ha sido simplemente una enumeración de hechos; hechos que quizá habrán podido escandalizar, indignar, e incluso provocar el rechazo a más de una persona, especialmente si le añadimos la forma cruda y directa en cómo os los he presentado, pero hechos al fin y al cabo. Aquí, más de uno me diría: ¡¿Cómo es que los hospitales estaban desbordados, y en algunas poblaciones han tenido que improvisar y adecuar otras instalaciones para recibirlos si en realidad no están habiendo tantos casos?! Pues simplemente por el MIEDO. Miedo que intencionadamente han deseado provocar a través de los medios de comunicación, haciendo que toda la población mundial al primer estornudo, a las primeras décimas de fiebre, a los primeros síntomas de gripe corriera con pánico a los hospitales, colapsando consecuentemente las camas disponibles. Si no hubieran creado esa alarma ficticia, la gente hubiera pasado la gripe en su casa como otros años, haciendo el mismo comentario que en años anteriores: ¡"Todo el mundo está con gripe"! Y de esa forma solo se hubieran tenido que atender a los casos habituales de pulmonía que afectan cada año a la población de más edad. Os recuerdo lo escrito más arriba: cada año fallecen 3 millones de personas solo por enfermedades relacionadas con las vías respiratorias.
¿Qué os parece si ahora diéramos un paso más adelante y nos planteáramos algunas hipótesis? Quizá con ello podríamos colocar algunas piezas más del puzle y comprender un poco mejor lo que verdaderamente hay detrás de todo este despropósito.
Algunas preguntas sobre la mesa
Para ello lanzaré algunas preguntas, consciente de que cada vez un mayor número de personas se las está planteando también:
Me gustaría ampliar un poco más el tema tan candente sobre la tecnología 5G y la posible relación que con el coronavirus pueda tener. Cuando algunos científicos apuntaron esa posible relación, dichas declaraciones sorprendieron mucho al principio y mucha gente las rechazó de plano considerando la hipótesis ridícula. Sin embargo cada vez más científicos e investigadores independientes están ahora comprobando que sí que puede haber una relación directa entre estos dos factores. Ahora con estadísticas realizadas con mapas geográficos, se está comprobando que existen incuestionablemente muchísimas más incidencias en lugares donde 5G está más extendido, que en los que no la han implementado. España e Italia son de los países más afectados de Europa, y curiosamente son los que están sirviendo de experimento de esta tecnología para el resto de países europeos.
No se necesita tener muchos conocimientos para comprender que si somos energía y por tanto frecuencia de vibración, cualquier otra frecuencia de vibración que llegue a nosotros interferirá con nuestras ondas de una forma u otra, y dependiendo de la mayor o menor intensidad de éstas, el daño causado será mayor o menor. Se sabe que las ondas electromagnéticas son perjudiciales y que con las anteriores generaciones de telefonía móvil ya se había podido comprobar que causaban problemas de salud, especialmente a personas más vulnerables, con un aumento destacado de números de cáncer en las zonas más próximas a las torres que soportan las antenas. Ahora con 5G los científicos nos están alertando de que nuestro cuerpo humano no va a poder digerir dicha intensidad, ya que desarmonizaran de tal forma nuestro campo energético y nuestra estructura celular, que podría afectar de forma irreversible a las cadenas de nuestro ADN. Lógicamente ello comprometería muy seriamente nuestro sistema inmunológico, y consecuentemente nos dejaría totalmente expuestos a cualquier tipo de enfermedad. Y todo ello sin contar con las ondas enviadas desde el espacio por las decenas de miles de satélites necesarios para apoyar esta ambiciosa tecnología.
Una de las conferencias que os propongo al final de este escrito, está impartida por el investigador David Icke; en ella explica de forma interesante una teoría que apoya la de otros científicos en el hecho de no haber definido muy bien lo que se ha dado en llamar coronavirus. Estaría bien que nos abriéramos a considerar otras explicaciones dadas por otros científicos independientes y que difieren bastante de las dadas por los organismos oficiales. Algunos dicen que lo que están identificando como virus no son más que los desechos de la batalla interior que se está librando por intentar restaurar la armonía en nuestro interior, por ponerlo de una forma muy sencilla. Para los que sentimos que no podemos fiarnos de las fuentes oficiales y de lo que nos dicen los medios de comunicación, solo nos queda escuchar y estudiar lo que nos dicen científicos independientes a través de otras muchas distintas fuentes. Y luego, por supuesto utilizar nuestras mentes pensantes para discernir la coherencia de una información u otra.
Este tema es demasiado importante y crucial para no querer dedicarle algún tiempo a informarnos a través de lo que nos dicen expertos y científicos independientes de todo el mundo que a través de canales de YouTube están compartiendo sus conocimientos sobre los perjuicios que dicha tecnología 5G tiene sobre nuestra salud. Creo que todos deberíamos hacerlo, y a la mayor brevedad, antes de que acaben retirando todos los vídeos publicados hablando sobre este tema. La censura ya está en nuestras casas, en Internet, y muchos hemos sido testigos de la continua retirada de material independiente y objetivo sobre estos temas en el transcurso de estos días.
¿Tenemos algo a decir?
Sin lugar a dudas estamos en un momento único y sin precedentes en la historia de la humanidad. Un momento crucial en el que la actitud de todos nosotros podría decantar hacia una sociedad sin libertades, con toda la población dirigida y monitorizada hasta el menor detalle las 24 horas del día. O bien, todo lo contrario, podemos evolucionar hacia una sociedad más justa y solidaria, recuperando y desarrollando valores individuales y colectivos más afines a la verdadera naturaleza humana.
El que sea una cosa u otra, dependerá de nosotros, y básicamente de nuestra actitud. Si simplemente observamos pasivamente, ‘dormidos’, el espectáculo que tan expeditivamente nos están ofreciendo, ignorando la sutil manipulación a la que hemos estado sometidos durante décadas, entonces podemos comenzar a imaginar lo que nos está llegando; corriendo además el peligro de que cuando queramos reaccionar ya para entonces sea tarde y nos hayamos deslizado hacia el peor escenario: un gobierno absolutista tipo Gran Hermano, como ya predijo George Orwell en 1949 cuando publicó su famosa novela ‘1984’, o anteriormente Aldous Huxley en 1939 con la también conocida novela “Un Mundo Feliz”. Situación que se podría decir que ya es una realidad en China.
China, facilitado por el hecho de tener un gobierno comunista, y consecuentemente totalitario, ha aprovechado la excusa del tan conveniente coronavirus para poner cámaras de vigilancia en las puertas de las casas de las personas que estaban en cuarentena, así como cámaras en las calles de algunas ciudades, cada pocos metros para tener monitorizada las 24 horas del día a toda la población; siendo esto posible gracias precisamente a la tecnología 5G. No contentándose con ello, han obligado a los ciudadanos a bajarse un programa en el ordenador para mantener un control constante a través del propio ordenador, teléfono y tablet. Las restricciones en China al uso de cualquier aplicación propiedad de Facebook o Google ha hecho que desarrollara su propio WhatsApp, llamado ‘WeChat’, una aplicación que además de cumplir las funciones de nuestro WhatsApp tiene incorporado lo que sería también Facebook, Uber, Tinder y Skype, todo en uno, y que juntamente con la aplicación WeChatPay ya no es necesario utilizar dinero ni tarjetas de crédito; una aplicación que tiene sensores de calor para saber el número de concentración de personas en cada momento determinado, y todos los datos relacionados contigo y con tu vida personal. También han incorporado el uso de pulseras sensoras de localización sobre la piel, las cuales, entre otras funciones, toman la temperatura corporal. Ahora solo les queda pendiente el implementar masiva y obligatoriamente la vacuna contra el coronavirus y, quién sabe, si acompañada ésta también por la colocación de un microchip bajo la piel; microchips que ya no son ciencia ficción, sino una realidad. Se han colocan debajo de la piel en el dorso de la mano, de forma experimental, en distintos países desde hace algunos años -en Suecia hay miles de personas que los están ya utilizando para abrir puertas, pagar compras, comprar billetes de metro, etc.; y en España algunos voluntarios también. Puede que sea práctico pero también indiscutiblemente una herramienta de control y rastreo permanente hacia las personas que los usan. Y si lo implementan obligatoriamente… entonces hacia toda la población sin excepción. Todo lo enunciado está siendo implementado en China, excepto los microchips, y lo están viviendo nuestros amigos y familiares que están trabajando actualmente en ese país.
Ahora bien, también podría ser que este confinamiento hubiera trabajado a nuestro favor al permitirnos más tiempo del habitual para poder 'despertar'. Si lo hacemos, ello nos dará la oportunidad de tomar una actitud proactiva, y también nos dará el coraje, tanto a nivel individual como colectivo, para defender lo que es nuestro, para crear una democracia real, y caminar hacia esa sociedad utópica que todos deseamos. Una sociedad donde las personas se puedan empoderar a través de la información, promoviendo la responsabilidad individual y grupal. Una sociedad donde puedas decidir realmente si el gasto público es adecuado y coherente en los distintos sectores, y si los privilegios de la clase política son abusivos, desproporcionados o desmesurados; una sociedad en la que puedas confiar en sus líderes por ser ejemplo y modelo a seguir; una sociedad donde los científicos sean honestos y no se vendan al mejor pagador; una sociedad donde los medios de comunicación ofrezcan información verídica y objetiva, añadiendo también los aspectos positivos de personas y hechos que también existen en nuestra cotidianidad. Una población motivada, formada y bien informada puede llegar a ser mucho más poderosa y efectiva que una población ignorante y vigilada; por ello, no ha sido nuca del interés de los dirigentes que camináramos en esa dirección.
Pero esta sociedad mejor, más justa y solidaria, solo la podremos conseguir si estamos todos juntos, caminando globalmente en la misma dirección. También siendo activos en defender e impulsar movimientos pacíficos haciendo que nuestra voz sea escuchada; firmando campañas que defiendan nuestros intereses y los de todo el planeta; denunciando el mal uso y abuso de los derechos humanos que coartan las libertades individuales y colectivas... Con valentía, comprendiendo que la unión hace la fuerza. Ahora puede ser nuestra oportunidad. Oportunidad para despertar, para empoderarnos, para defender lo que es nuestro.
Las dos opciones están servidas sobre la mesa, y somos nosotros quienes podríamos decantar la balanza en una dirección u otra. La primera estaría basada en el miedo; la segunda en el amor; las dos únicas fuerzas que mueven el mundo.
Ahora no es tiempo para aislamientos nacionalistas; tampoco lo es para mirarse el ombligo, creyéndonos el centro del mundo. Ahora es tiempo de una solidaridad global. Una solidaridad que no solo sería una victoria para nosotros en estos momentos tan críticos, sino también para dejar un buen legado a nuestros hijos y a las generaciones que todavía están por venir. Tiempo para despertar. Tiempo para ser y no para pretender. Tiempo para ser y no para aparentar. Tiempo para comprender que NOSOTROS DEBEMOS SER EL CAMBIO QUE QUEREMOS VER EN EL MUNDO.
Una visión positiva
Si dejamos de ver el Covid19 desde nuestra perspectiva del miedo y lo empezamos a ver desde nuestra comprensión, podremos reconocer el valor que hay en él. Quizá lo necesitábamos para que nos mostrara que no podíamos continuar violando las leyes universales. A través de él estamos despertando y comprendiendo muchas cosas. Estamos elevando el nivel de conciencia tanto individual como colectivamente, dándonos la oportunidad de volver a desarrollar valores que hemos ido olvidando con los siglos: gratitud, apreciación, respeto, aceptación, paciencia, tolerancia, empatía, solidaridad...
Solemos aprender a través de enfrentarnos a las dificultades que la vida nos va presentando, para que en medio del caos y del sufrimiento que se genera, descubramos el principio de amor que se encuentra en la vida misma. Y este principio de amor es el que nos irá liberando de las limitaciones humanas permitiéndonos vivir experiencias de mucha más autenticidad, satisfacción y armonía. No veamos al virus como un problema sino como una oportunidad, una oportunidad de realizar un crecimiento interior. ¡Dejemos de compartir nuestros miedos una vez comprendida esta situación, y pasemos a compartir solamente nuestro entusiasmo y alegría!
A continuación os dejo los links para 4 Conferencias largas y completas que merecen ser escuchadas, todas ellas de profesionales de gran valía con opiniones investigadas, estudiadas y razonadas, pudiéndonos abrir una puerta a una mayor claridad. También os dejo unos cortos de YouTube. Os animo a encontrar tiempo para profundizar un poco más en este tema tan importante y que nos atañe tan directamente:
Conferencias de video imprescindibles para ver:
-Conferencia de David Icke sobre los momentos actuales y venideros (subtítulos en español). Imprescindible escuchar esta conferencia al completo; está dividida en tres partes (aprox. 50 min. cada una. Ojo, hay un fallo en el orden y la segunda, de 57’, es la tercera; y la que dura 44’, es la segunda): https://mega.nz/folder/4EZwFYrQ#cRHlDrQu7J49DZlixsO4kg
- Conferencia de Emilio Carrillo entrevistado por Elizabeth Méndez (1 hora):
https://www.youtube.com/watch?v=Z2C_FUYxQvk
- Os añado una tercera conferencia impartida por el reconocido Dr. Shiva Ayyadurai, pero solo en inglés ya que parece no se ha traducido al español: 'Top Doctor EXPOSES EVERYTHING the Deep State Is Trying to Hide About CV - Entrevista' (27 min.)
Dr. Shiva Ayyadurai: https://www.youtube.com/watch?v=7_WXl90RazA&t=7s
Algunos videos cortos y algún artículo de lectura sobre este tema:
- 5G - BOMBAZO de Médico Veterana en la Audiencia del Senado – dab. Conferencia (5min.) Dra. Sharon Goldberg: https://www.youtube.com/watch?v=hblulK5qrLE
- 5G Wireless Safety - Former President Of Microsoft Canada Frank Clegg & 5G 4G 3G Technologies. Conferencia (10 min. en ingles): https://www.youtube.com/watch?v=h4TdY344Now
La misma conferencia pero traducida al español en: EX CEO MICROSOFT Conferencia- Frank Clegg ex presidente de Microsoft Canada acerca de la tecnología 5G. (Podéis saltar la introducción algo floja de 2 min. del introductor argentino): https://www.youtube.com/watch?v=AKDbX_jca8Y
- Barcelona será la Wuhan de Europa. Elegida ciudad experimento para el desarrollo 5G. Artículo escrito: https://plataforma.quieroauditoriaenergetica.org/blog/14-categoria-blog-1/481-barcelona-ciudad-experimento-5g
- Repensar Nuestro Mundo – Documental (6 min.) Julien Wosnitza: https://www.youtube.com/watch?v=vZF2Px5vth4
- Contaminación electromagnética – Documental (8 min.) Juan Luis Carrasco:
https://www.youtube.com/watch?v=xjDQjXqhoLA
- El covid-19 no es un virus, es un exosoma influido por la contaminación electromagnética-Artículo escrito: https://plataforma.quieroauditoriaenergetica.org/blog/14-categoria-blog-1/480-coronavirus-exosoma
- Patria y Libertad – Mini presentación (13 min.) Andreas Kalcker autor de “Salud Prohibida”: https://www.youtube.com/watch?v=8HaEEUqoUCU
- Cowspiracy - Vegetarianismo y contaminación – Documental (2 min. y ½):
https://www.youtube.com/watch?v=LWvoX9-v1v0
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Namaste desde Nilaya
Lola Feliu
www.viajealinterior.org
Economista-Socióloga. Naturópata. Máster de Medicinas Alternativas en India. Maestra de Reiki, Riberthing y Quantum Healing. Investigadora en medicina bioenergética. Profesora y conferenciante de metafísica aplicada. Creadora y conductora de los retiros de meditación Vipassana “Viaje al Interior”. Fundadora y directora de la ONG “Corazones de India” (www.corazonesdeindia.org).
Sé que las palabras que voy a decir en este escrito pueden provocar 4 distintos tipos de reacciones:
1) Personas que simpatizarán y estarán de acuerdo con lo que voy a comentar.
2) Personas que lo oirán por primera vez, y después de la sorpresa inicial estarán dispuestas a profundizar y ver que puede haber de verdad en lo que estoy planteando.
3) Personas que se sentirán incómodas por lo dicho y desearían no haberlo sabido.
4) Y por último personas que lo rechazaran de pleno indignadas por el atrevimiento de cuestionar los pilares actuales de nuestra sociedad. Y es cierto que voy a cuestionar los pilares sobre los que se ha basado nuestra sociedad en las últimas décadas pero lo hago con el deseo de realizar una crítica constructiva y con la intención de intentar poner algo de claridad en nuestras mentes 'dormidas', sobre todo si creemos que tiempos pasados fueron mejores. Con ello no quiero decir que la situación que atravesamos sea positiva o placentera, y mucho menos para las personas que directa o indirectamente han sido, o están siendo, víctimas afectadas por el contagio del coronavirus. Por ello, antes que nada, quiero aprovechar esta ocasión para expresar mi más sincero pesar por todo el sufrimiento que están viviendo las personas contagiadas, sus familiares, el personal sanitario, y otros profesionales sociales; y con el deseo de ayudar a contrarrestar el miedo, el dolor, la tristeza y la desesperanza, dedico cada día unos minutos de silencio y meditación para enviar energía positiva y sanadora a todos aquellos que lo necesitan: para los que nos han dejado, para los pacientes que están todavía luchando, para al personal sanitario que están siendo un modelo de valentía y entereza, para las fuerzas de seguridad, bomberos, personal de limpieza y personal de servicios básicos indispensables; y por último, pero no por ello menos importante, para el planeta Tierra, que tanto lo necesita para recuperarse de todas nuestras inconscientes y continuadas agresiones, con el pleno convencimiento de que estas energías, conjuntamente con las de muchas otras personas que también están haciendo lo mismo en todo el mundo, puedan tener un efecto positivo, según ya se ha podido comprobar en los múltiples experimentos realizados dentro del marco de la física cuántica actual.
Beneficios del Confinamiento
Sin embargo, con boca pequeña, y con la mayor humildad posible debo decir que este confinamiento ha llegado a mi vida en un momento muy necesitado, y lo recibo con profundo agradecimiento, considerándolo como un regalo caído del cielo para poderme tomar algo de tiempo para mí misma. Sin remordimientos. Sin auto-responsabilidades. Un total parón después de varios años de estar siempre en movimiento, activa, estudiando, investigando, creando, viajando, compartiendo, atendiendo… Reposo, tranquilidad, cuidados y mimos hacia mí, con tiempo por delante, sin viajes, sin compromisos, sin planificaciones, viviendo absolutamente el presente, en el aquí y en el ahora. Sé que no ha sido lo mismo para todo el mundo: unos por estar sufriendo la pérdida de un ser querido, otros por estar recluidos con otras personas que requieren de su apoyo, sean niños y/o familiares mayores; otros por tener que continuar trabajando telemáticamente desde su casa; y otros más, por estar sufriendo la pérdida de su trabajo, y quizá con miedo a no encontrar fácilmente otro. Todos ellos lidiando de forma particular este periodo de confinamiento, aunque supongo que al final la mayoría contentos de ser de los que están en sus casas en vez de estar lidiando con el virus en un hospital.
Aunque nuestras situaciones puedan ser muy distintas, no cabe duda de que la actitud que tomemos en cada una de ellas marcará nuestra presente calidad de vida. Como suelo decir frecuentemente: «5% lo que pasa en la vida, 95% cómo lo tomamos». Saquemos pues lo mejor de nosotros y de la situación, y utilicemos todos nuestros recursos para que estos momentos, no solo nos sirvan para descansar y disfrutar de los nuestros, sino también para retirarnos hacia nuestro interior y poder reflexionar sobre todo lo que está sucediendo. ¿Podíamos continuar viviendo como lo estábamos haciendo? ¿Se podía continuar sosteniendo este frenético y caótico ritmo de vida arrasando con todo y con todos los que se pusieran por delante? ¿Se podía continuar consumiendo de la forma tan desaforada cómo la que estábamos haciendo? Ahora en este parón obligado podemos empezar a ver qué eso no era sostenible; que estábamos, con nuestros hábitos y nuestra falta de consciencia y responsabilidad, acabando con el único hábitat que en estos momentos tenemos: nuestro planeta Tierra.
Sí, he aprovechado estos días para realizar ese merecido descanso tan necesitado. Días de mucha calma, paz, introspección. Días para implementar ese ayuno ligero que estaba ahí pendiente. Días para limpiar órganos internos con sencillas fórmulas milenarias, como hacían nuestros abuelos y antepasados. Días para incrementar la práctica de la meditación y realizar visualizaciones creativas positivas. Días para salir al balcón y recibir directamente los rayos del sol, el astro que nos provee la indispensable vitamina D, la vitamina de la vida, de la cual vamos todos muy escasos, y por supuesto sin cremas químicas protectoras que evitarían recibirlos. Días para desarrollar mi actitud de agradecimiento y apreciación por todo lo que tengo, por todo lo que soy, por todo lo que me llega… Lógicamente los resultados no se hicieron esperar, pues al cabo de 10 días ya sentía como todo mi ser volvía a la vida, con fuerzas renovadas, algo tan anhelado después de un intenso periodo que me había llevado casi a las puertas de la extenuación. Como se suele decir: «He podido hacer prácticamente borrón y cuenta nueva».
El Poder Sanador de la naturaleza
Durante mis 25 años de estudio e investigación sobre salud integral, la mitad de ellos realizados en la India, comprendí que la naturaleza, conjuntamente con los recursos naturales inherentes al propio Ser, era la mejor forma para restaurar nuestra salud. Ello me ha servido una vez más para re-confirmar la lección aprendida hace ya algunos años, cual es la de que todos llevamos incorporados los recursos necesarios para sanar, y que no nos hace falta recurrir a demasiadas herramientas externas. Pero para ello necesitamos comprender y poner en práctica tres cosas al mismo tiempo:
1) Dejar de agredir a nuestro ser.
2) Descansar lo máximo posible para que el cuerpo ponga todos sus mecanismos de auto-mantenimiento y auto-sanación en funcionamiento.
3) Reflexionar para ver cuáles son los hábitos que habíamos incorporado a nuestra vida y que estaban siendo los causantes de nuestro estrés, de la debilitación de nuestro sistema inmunológico que nos hace más receptivos y vulnerables a la enfermedad, y todos aquellos hábitos que nos estaban llevando, o ya nos habían llevado, al camino de la enfermedad.
Estos días, ante la sorpresa de muchos, hemos podido comprobar que lo que es adentro es afuera, y que a la madre Tierra le está pasando exactamente lo mismo. Ahora que la hemos dejado de agredir, y le permitimos descansar, ella también está utilizando sus recursos naturales para sanarse a sí misma. Sin embargo, nosotros debemos ayudarla evitando el continuar agrediéndola. Nosotros hemos sido el parásito, hemos sido el agresor, el depredador, y si queremos reconciliarnos con ella, si queremos que continúe protegiéndonos, proveyéndonos, cuidándonos… vamos a tener que disculparnos con toda sinceridad, y cambiar nuestros hábitos de forma muy radical. ¿Cómo es que no hemos sido capaces de admirar y venerar la plasmación de esta inteligencia suprema en nuestro planeta, con este extraordinario y misterioso poder de creación y sanación que resulta absolutamente milagroso a nuestros ojos y a nuestra comprensión? ¿Cómo es que hemos sido tan ciegos e ignorantes como para destrozar nuestro medio sin tan siquiera pestañear? ¿Qué podíamos pues esperar de todo ello? ¿Hasta cuándo podíamos tirar de la cuerda sin que ésta se rompiera? ¿Cómo no podíamos ver que este estilo de vida estaba acabando con los recursos naturales de nuestro planeta? ¿Y que por haber contaminado el oxígeno que respiramos, el agua que bebemos, y los alimentos que comemos estamos enfermando crónicamente toda la humanidad? Todo lo que le hacemos a la bioesfera nos lo hacemos a nosotros, a nuestra salud, a nuestra sociedad. ¿Cómo podíamos pensar que destruir nuestro hábitat, nuestro ecosistema, explotando nuestros recursos naturales, no iba a tener consecuencias profundas en nuestras vidas?
Nos hemos convertido en una sociedad enferma; física, mental y emocionalmente. Yo no fui la excepción: enfermé de Fibromialgia, enfermedad considerada incurable por la medicina alopática moderna, y con la que sufrí fuertes dolores durante más de 7 años. Esta dolorosa enfermedad, junto con el Síndrome de Fatiga Crónica y Depresión, me llevó incluso a considerar la muerte como forma de terminar tanto sufrimiento. Tenía 37 años pero me sentía como una mujer de 90, anímica y biológicamente. ¡90 años!
Cuando comprendí el poder sanador que tenía la naturaleza e integré los recursos naturales que tenemos dentro de nosotros para sanar, rechazando la gran cantidad de distintos medicamentos que me habían sido prescritos para paliar los dolores inherentes a dicha sintomatología, milagrosamente en muy poco tiempo sané. Cuando me diagnosticaron la enfermedad, después de varios años de sufrirla por no poder identificar lo que tenía, tuve muy claro que no quería entrar en la dinámica de la medicación; presentía que una vez comenzara con los medicamentos ya no podría parar de consumirlos hasta el resto de mi vida; lo que me llevó a la firme determinación de que el dolor lo resistiría, pero la mente la quería tener muy clara para caminar en la dirección correcta. Y así fue. Después de 23 años de haberme sanado, utilizando solo y exclusivamente nuestros recursos naturales, no solo continúo disfrutando de una muy buena salud sino, y más importante todavía, me siento como una persona de 18 años. 18 años anímica y biológicamente, a los que les añado cada año los restantes como experiencia. Como ejemplo, este año he cumplido años redondos, es decir, 18 de edad + 50 de experiencia. El próximo año serán 18 + 51, y así sucesivamente. Tan importante son los primeros años como los segundos. Los primeros me permiten sentirme joven conservando la ilusión por la vida, para iniciar proyectos nuevos y tener la energía para implementarlos; mientras que los segundos, los años de experiencia, me sirven para aprender más sobre la vida, aprender a cuidarme mejor, a sentirme bien conmigo misma y con el mundo que me rodea; a comprender mejor los misterios de la vida. Estos años de experiencia me ayudan a reflexionar y evaluar mejor las situaciones como la presente. Permiten cuestionarme: ¿Por qué está pasando todo esto? ¿Estábamos yendo en buena dirección? ¿He tenido algo que ver para contribuir a este desenlace actual? ¿Hay algo que esté en mis manos para mejorarlo?...
Preguntas que sus respuestas nos pueden llevar a descubrir una realidad paralela muy distinta a la que nos pensábamos. Y ahora viene la parte incómoda de toda esta reflexión; la parte que muchos preferirían no ver porque les podría hace reconocer que quizá no tomaron la parte correspondiente de responsabilidad, rechazando de paso cualquier posibilidad a preguntarse: “¿Y si fuera verdad…?”.
¿Y si fuera verdad...?
Si eres de las personas que son tan ciegas que no pueden ver el elefante que tienen en la misma habitación, mejor no continúes leyendo. Si eres de las personas que quieren que las cosas vuelvan a ser como antes y todo continúe igual, tampoco. Si eres de las que no creen tener ninguna responsabilidad ante lo que les pasa en la vida y que todo es culpa de los demás, definitivamente párate aquí. Porqué ahora vamos a hablar de realidades, de hechos, de verdades incómodas que pueden requerir responsabilidades, posicionamientos… De realidades tan crudas que te pueden hacer indignar y que hubieras preferido no conocer. Pero hay que saber que ignorar los hechos no los hace cambiar. Si eras feliz con tu vida, no sigas adelante, continúa así, dormido, está bien. Pero si crees que vivimos en un mundo donde la injusticia y la desigualdad social imperan, dónde se han perdido valores esenciales para vivir una vida con dignidad, donde se te hace difícil encontrarle un sentido profundo a la vida, donde el hecho de pasarte la vida trabajando sin saber ni porque, ni para qué, ni para quién, con la sensación de que ésta se te está escapando de tus manos sin tiempo a vivirla, donde la convivencia con tus congéneres deja mucho que desear, donde crees que no podemos continuar explotando los recursos naturales y contaminado el planeta tierra… Si crees todo eso y mucho más, entonces vamos a repasar juntos algunos datos que nos puedan dar algo de luz para comenzar a ver el “poder que se oculta detrás de las sombras”.
Cuando uno despierta y comprende el cuadro más completo de lo que está pasando en la sociedad, quién la gobierna, qué valores imperan, cómo se manipula a la población, etc. te puedes dar cuenta de que efectivamente algún tipo de manipulación ha de existir para poder llegar al extremo a la que hemos llegado, donde el 1% de la población tiene el 99% de la riqueza de todo el planeta. Y si son ciertas las cifras publicadas, solo 62 personas en el mundo reúnen la misma cantidad de dinero que la mitad de la población restante. ¡Solo 62 personas!
Globalización y los Medios de Comunicación
Cuando hace varias décadas comenzaron el proceso de globalización, muchas personas no vieron venir la que se estaba preparando. Nos estaban vendiendo el producto como la gran panacea para vivir en un mundo mejor. Pero era obvio que si las pequeñas empresas eran engullidas por las gigantes, al final habría solo cuatro personas que dominarían la economía de todo el país. Y así ha sido. Un grupo muy reducido de personas que se han hecho extremadamente poderosas utilizando todos los medios en su haber, entre ellos los medios de comunicación, y los dirigentes políticos, para conseguir sus verdaderos propósitos. Nos han hecho creer que la democracia existe, y que las noticias e informaciones que reparten tan pródigamente en los distintos medios de comunicación, especialmente TV, radio y prensa, es información real, objetiva y fidedigna.
Cuando descubres que los políticos son solo marionetas, que tienen que devolver en favores y privilegios todo el dinero que esos hombres poderosos han invertido en sus campañas; cuando descubres que el tiempo dedicado a ir a votar no va a hacer ninguna diferencia porqué salvo pequeñas promesas (que la mayoría de veces no se pueden llegar a cumplir), la sociedad no experimentará grandes cambios; cuando descubres que vivimos en toda una farsa bien estructurada para mantenernos en la ignorancia… entonces te das cuenta de la magnitud de esta ignominia, esta ofensa ante la dignidad humana de todos y cada uno de los individuos que componen la sociedad.
Este puñado de gente poderosa, la élite que dirige el mundo desde la sombra, lleva muchos años incrementando su poder con campañas de publicidad e informativos muy bien estudiados, consiguiendo, mal nos pese, hipnotizarnos, amodorrarnos, adiestrarnos, indoctrinarnos y condicionarnos, sin que prácticamente nos hayamos podido percatar. Fijaros que no hay noticias distintas en los medios de comunicación sino solo una. La misma noticia traducida a todos los idiomas, extendida por todo el mundo, sin importar el país, la raza y el credo… dicha, y repetida machaconamente a lo largo del día, día tras día, semana tras semana, mes tras mes...
Hace 30 años, cuando dejé de dar clases de economía en la universidad por no comulgar con el tipo de modelo económico que debíamos enseñar, tenía muy claro que con dicho sistema ni conseguiríamos crear la economía de bienestar que nos estaban prometiendo -con todos los distintos matices que este concepto conllevaba aparte del económico-, ni tampoco conseguiríamos crear una sociedad más justa e igualitaria. También me quedó claro que la famosa “ley de la oferta y la demanda”, tan utilizada por entonces para justificar y encubrir lo que en realidad estaba pasando, no correspondía para nada con las verdaderas necesidades de la población, pues la publicidad engañosa con la que nos bombardeaban a través de los medios de comunicación, sesgaba completamente la realidad. No se demandaba lo que en realidad se necesitaba sino que se demandaba aquellos productos que las empresas con más dinero decidían invertir en publicidad, haciéndonos creer que realmente estas eran nuestras necesidades.
¿Y quién había detrás de esas empresas? Pues esa élite poderosa y adinerada que podía producir a gran escala, abaratando precios, y eliminando del mercado para siempre a la pequeña y mediana empresa. A partir de ahí comenzaba a despuntar más claramente las grandes diferencias económicas entre los ‘unos’ (con mucho dinero pero pocos en número) y los ‘otros’ (con poco dinero y formando la mayor parte de la población). Eso sí, según ellos con la promesa de un mundo mejor.
Para tener a la gente sujeta y con obligaciones hacia el sistema que estaban creando, se ofrecían con mucha facilidad préstamos bancarios para incentivar el consumo, préstamos que luego había que devolver pero multiplicados con intereses; también créditos hipotecarios a largo plazo, que te tenían encadenado para el resto de tu vida a un trabajo que ni te interesaba ni te enriquecía, pero cuya amenaza de ser despedido te hacía aceptar cualquier condición: «Si no estás contento, ahí tienes la puerta donde hay cientos de personas esperando poder ocupar tu lugar». Sin escapatoria. Convirtiéndonos en esclavos, esclavos de un sistema, esclavos de unos jefes, esclavos de la élite, esclavos de las grandes corporaciones… Eso sí, algunos esclavos con más privilegios que otros, ya que es cierto que “hay esclavos… y esclavos”: esclavos de a pie, conformando la clase obrera; esclavos de traje y corbata, conformando la clase media; y esclavos de élite, a los que se les permitía quitarse el uniforme y compartir algunas de las migajas que iban quedando desparramadas después del banquete. Algunos contentos, viviendo engañados, creyendo que porque tienen más que otros ya no son esclavos. Pero no hay mejor esclavo que aquel que no sabe que lo es. Esa ha sido la jugada. Nos han tenido ocupados, entretenidos, preocupados por la supervivencia del día a día, y engañados con la falsa idea de que si comprábamos esto o lo otro alcanzaríamos la felicidad. Pero por más que trabajáramos, por más que compráramos, por más que la persiguiéramos, ésta cada vez se nos escapaba más y más. Tanto trabajamos, tanto nos esclavizamos, que al final ya no sabíamos por qué y para quien lo estábamos haciendo, con el agravante de que uno detrás de otro íbamos enfermando, enfermando a nivel individual y a nivel colectivo. Y ahí es donde nos hallamos.
Cuando hace también 30 años, con el consenso familiar desterramos la TV de casa, las personas que nos rodeaban nos tildaron de raros. Aunque no éramos los únicos, es cierto que éramos minoría. Decisión pensada y madurada para evitar los lavados de cerebro a los que veíamos nos estábamos exponiendo cada vez con mayor intensidad. No más noticias preparadas con la intención de inculcar el miedo a la población. No más mensajes de que todo es malo en el mundo. No comprar más las noticias que ‘ellos’ nos querían vender. Y lo mismo hice con los periódicos ante el horror de muchos amigos intelectuales que no comprendían cómo se podía vivir sin estar al tanto de las noticias. Mi respuesta era sencilla: «No quiero tener un empacho de solo las malas noticias, pues sé que estas noticias nos afectan y además nos afectan en negativo. En el mundo pasan muchas más cosas positivas que negativas, muchísimas más, y nadie nos habla de ellas. Si lo hicieran, éstas tocarían positivamente la vida de las personas y serían una gran fuente de inspiración para todos, y seguro que ello permitiría crear un mundo distinto, mucho más positivo. Y esas cosas positivas también son una realidad del mundo. Continuamente suceden cosas buenas en el mundo”.
No hemos sido conscientes del poder que los medios de comunicación, y la televisión en particular, han tenido y tienen en nuestras vidas. Un arma poderosa que ha entrado en nuestras casas por la puerta de detrás pero se ha instalado en el lugar central de todos los hogares para a partir de ahí hacer todo lo que quieran con nosotros. Y en la televisión no solo nos están bombardeando con imágenes y mensajes que nos condicionan al miedo, a la agresividad, a la avaricia, a la lujuria, a la gula, a la superficialidad, a la estupidez... sino que además viene complementado con películas del mismo tono, programas absurdos que atentan contra la inteligencia humana, entrevistas con personajes que se dedican a despellejarse unos a otros, y un largo etcétera de toda otra serie de despropósitos. Y sorprendentemente todos a tragar. Pero ¿cómo podría ser de otra forma? Nos han lavado el cerebro y encima nos hemos hecho adictos; “nos hemos enganchado”. Y ahora, durante esos meses, esta campaña de provocación de miedo ha sido tan agresiva, que han consiguiendo que prácticamente toda la población mundial esté muerta de miedo. Literalmente muerta de miedo. Y fijaros lo que acabo de decir: MUERTA DE MIEDO, la propia la frase lo dice. Y sí, puedes morirte de miedo simplemente porque éste te provoca una rápida y fuerte bajada de defensas de tu sistema inmunológico, haciéndote totalmente vulnerables al ataque externo de cualquier invasor, en este caso un virus.
En este punto de mi exposición, ya puedo haber perdido a algún amigo. Más de una persona se puede haber tomado estas palabras como algo personal, y os puedo asegurar que ésta no es mi intención. Ya sé que no es fácil aceptar que podemos estar yendo por la vida como si estuviéramos dormidos; tampoco lo es el tener que admitir que quizá sí que somos esclavos de un sistema bien organizado, aunque lo seamos de camisa blanca y corbata y nos podamos permitir más lujos que otros menos favorecidos. Tampoco a nadie le gusta que le digan que está alienado, hipnotizado, aborregado… Pero nos guste o no nos guste, desgraciadamente esta ha acabado siendo la realidad.
¿Preferimos continuar dormidos e ignorar estos hechos porqué la verdad no nos gusta? Bien. ¿Preferimos defendernos utilizando los mismos argumentos que utiliza la élite poderosa escondida en las sombras diciendo que esto son teorías conspiratorias? Bien. Pero si os permitís darle algunos vueltas a esto con imparcialidad, es muy posible que acabaréis al final aceptando que eso desafortunadamente es así; y que la sencilla fórmula de 2 + 2 = 4 se da prácticamente en todas las ecuaciones. Pero a esos poderes fácticos no les interesa que nadie comprenda esta sencilla fórmula, y para ello utilizan todas las armas en su poder para desprestigiar a aquellos que se salen de las filas tratando de mostrar otra realidad. ¿Y sus herramientas? Todas ellas en nuestros hogares: el uso y abuso de los medios de comunicación con la televisión en cabeza; el control de todos nuestros datos, hasta los más personales, a través de la red de internet; la censura cada vez más intensa en YouTube y WhatsApp hacia aquello que no les conviene que se sepa; las ‘fake news' con las que han conseguido no solo cambiar la verdad sino confundir a todo el mundo de tal forma que ya no podemos ni creer lo que nos está diciendo nuestra madre en un vídeo casero; así como la completa disponibilidad de nuestros datos para el uso que quieran hacer, incluyendo el hecho de venderlos al mejor postor; y quién sabe cuántas cosas más.
Aparte de ofrecernos continuamente información sesgada y manipulada, este poder en la sombra se ha adueñado de dos cosas extremadamente importantes en la vida de las personas: la salud, y la alimentación, habiendo entendido muy bien que quien es el amo de ello es el amo del mundo. Y lo peor no es eso, lo peor es que lo han hecho de una forma tan sutil, que la mayoría de la población ni ha podido percatarse, ni está abierta a reconocerlo. Y si intentas explicarlo, acabas siendo tachado por estar mal de la chabeta, confirmándose el hecho de que es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados. Así y todo, tomo el riesgo, y después de haber explicado estos preliminares me meto de lleno en la materia pasándoos a exponer mi punto de vista sobre el tema que nos ha llevado hasta aquí. ¿Me acompañáis un poco más?
La Sanidad
Si empezamos por la sanidad, creo que podéis estar de acuerdo conmigo de que el sistema sanitario actual respondería mejor al nombre de ‘Sistema Sanitario para la Enfermedad’. Fijaros que durante más de un siglo se han destinado enormes recursos, económicos y humanos, dinero de los contribuyentes, para identificar síntomas –que han clasificado como enfermedades- y crear una industria potentísima de medicamentos, que no curan nada pero que mantienen a gran parte de la población crónicamente enferma, adicta a medicamentos que con sus efectos secundarios obligarán a añadir nuevos medicamentos, que a su vez tendrán sus efectos secundarios, obligando a tratar con nuevos medicamentos, que a su vez mostraran nuevos efectos secundarios, y así sucesivamente. ¿Qué se ha conseguido con esta dinámica? Pues, para la mayoría de la población una mala calidad de vida y encima para el resto de sus vidas; y para la industria farmacéutica, unos extraordinarios beneficios económicos que van imparablemente in crescendo. Somos muchos millones, son muchas pastillas… diarias, semanales, mensuales, anuales… ¿No os sorprende que después de todo el dinero que se invierte en investigación y tecnología, repito, con el dinero de los contribuyentes, las enfermedades crónicas lejos de disminuir, continúan yendo en aumento? Yo volvería a utilizar la sencilla fórmula del 2 + 2 = 4.
¿Te has preguntado alguna vez cuánto dinero de nuestros impuestos y recursos se dedican a la salud preventiva? Pues que yo sepa ninguno, o prácticamente y comparativamente ninguno. Sin embargo desde hace décadas, por no decir siglos, se habla de la importancia de aplicar la salud preventiva cómo la mejor forma y la más económica de mantener a la población sana. Cuando daba clases de estadística en la escuela universitaria de enfermería hace 35 años, presentamos algunas ponencias en congresos para potenciar la Salud Preventiva ¿Han implementado alguna política eficiente para promoverla? Que yo vea, desde luego no. ¿Y no os parece extraño?
No solo no desarrollamos una salud preventiva para el bien de la salud de toda la humanidad, y para el bien de la economía de los países, sino, y para más inri, se han iniciado campañas de desprestigio internacional en el intento de abolir cualquier profesión relacionada con la salud que no sea la de doctor en medicina. Con ello pretenden erradicar acupuntores, homeópatas, osteópatas, naturópatas, y variados tipos de terapeutas relacionados con terapias preventivas, naturales y bioenergéticas. Incluso llegando a los extremos de querer poner en el mismo paquete, tradicionales y saludables prácticas que uno mismo puede realizar en casa como pueden ser la meditación, el yoga, el taichi, el reiki, y otras muchas más. Todo ello sin tener en cuenta la importante función que podían aportar como complemento a la medicina tradicional moderna, y lo beneficiosas que podrían llegar a ser en la restauración del equilibrio de una persona en sus primeros estadios de desarmonía y de esa forma impedir el desarrollo de la enfermedad.
El ataque hacia estos profesionales de la salud natural es tan fuerte como sorprendente, casi al estilo de la caza de brujas de la edad media, pero de forma más sutil y moviendo los hilos desde detrás. ¿Y por qué? Os podrías preguntar. Muy sencillo: porque estos profesionales de la salud no están prescribiendo medicamentos, y por tanto no les reportan beneficios directos; tampoco indirectos ya que no mantienen a sus pacientes crónicamente enfermos. ¿Y quién no tiene interés en que se curen los enfermos? No son los médicos. No. Ellos, me atrevería a decir, son las primeras víctimas, las marionetas de un sistema sanitario que desde el primer año de sus estudios en la universidad de medicina su principal aprendizaje será conocer que medicamentos recetar para cada distinto tipo de sintomatología o patología. Ninguna asignatura de cómo prevenir la salud. Ninguna asignatura de nutrición. Ninguna asignatura sobre normas higienistas…
¿Qué no nos gusta ver esta cruda realidad? Bien… Pero vuelvo a repetir “ignorar los hechos no los hace cambiar”. Un abuso de poder sobre los doctores en medicina que con ilusión emprenden una carrera con la esperanza de poder sanar a los enfermos y al final se encuentran con las manos atadas y la boca amordazada sin permitírseles salir del guion establecido aunque los años de práctica y su sentido común les diga que se podría hacer de otra forma. Una situación que empieza a ser insostenible para cada vez un mayor número de médicos y profesionales de la salud que ya se cuestionan la coherencia del sistema y sus protocolos obligados; sobre todo cuando, hasta la fecha, no se ha podido demostrar de forma fehaciente su efectividad, y si en cambio en algunos casos sus evidentes perjuicios. Sirva como ejemplo el caso de la quimio y radioterapia en pacientes de cáncer, cuyo protocolo obligatorio todavía no ha podido ser demostrado que tenga una real efectividad –no en vano todavía tiene tasas de mortalidad muy elevadas-; y si en cambio muchos perjuicios debido a la agresividad de los tratamientos, no solamente en el momento de realizarlos, sino también con los efectos colaterales que pueden dejar comprometida tu salud para el resto de la vida, y todo ello sin una información previa completa, la cual te permitiría tener la potestad de elegir. Quitarse la venda de los ojos y la mordaza de la boca no es algo que muchos médicos puedan realizar. Se necesita mucha valentía para enfrentarse a las presiones a las que son sometidos, con denuncias, amenazas de despedidos, pérdidas de licencia… y mucho más. Y nos guste o no nos guste, nos cueste o no creerlo, esa es una realidad con la que todos, pacientes y profesionales, tenemos que lidiar. Afortunadamente cada vez hay más doctores que se atreven a cuestionar este sistema sanitario, levantando la voz, y ofreciendo su testimonio para dar fe de ello. Si las voces de descontento aumentaran podría llegar un momento en que fuera difícil acallarlas.
Desde luego no, no son los médicos quienes no tienen interés en que se curen los enfermos. Ellos hacen lo que pueden dentro de un sistema en el cual no se les permite salirse del guion preestablecido. Y no es fácil cuestionar al mencionado establishment cuando el hacerlo podría tirar por los suelos todos sus largos años de estudio e inversión económica para llegar al punto donde están. Y además, a nadie le amarga un dulce, pues el poder que les han otorgado esos poderes fácticos haciendo creer a la población que lo que dice el doctor va a misa, ayuda a elevar su autoestima; desgraciadamente algunas veces por demasía acabando por creerse dioses con potestad para decir lo que tienes o no tienes que hacer sin que tu tengas nada a opinar; algo muy conveniente para la industria farmacéutica que a través de los médicos venderán todo aquello que deseen vender. Los que no tienen interés en que los pacientes se curen, y permanezcan crónicamente enfermos son las cuatro grandes multinacionales farmacéuticas que no quieren perder el privilegio conseguido a lo largo de muchos años de desarrollar un sistema muy bien organizado en el cual por un lado patrocinan universidades prestigiosas de medicina en EE.UU, de las que el resto del mundo tomarán como modelo; por otro lado poniendo personas de su confianza en centros de investigación para distintas enfermedades; también en cargos políticos muy relevantes… y finalmente en la alta directiva de la OMS (Organización Mundial de la Salud), que al final tendrá oficialmente la última palabra para declarar que medicamentos se pueden autorizar o no, que vacunas se pueden aprobar o no, cuando hay que declarar una pandemia, y cuando es obligatorio vacunarse.
A estas alturas ya imagináis quien está detrás de estas cuatro grandes empresas farmacéuticas del mundo. Ni más ni menos que esta pequeña élite que gobierna en la sombra, sabiendo que es más fácil gobernar a gente dormida, hipnotizada, aborregada, y encima empastillada, que gente independiente, librepensadora y saludable. Por ello cuando, en esta gran obra de teatro que se está representando, intentas levantar el telón para mostrar lo que se esconde detrás de él, para saber exactamente lo que pasa entre bambalinas, corres el riesgo de convertirte en la cabeza de turco siendo señalado con el dedo, acusado de enemigo, o simplemente, pero eficientemente, acusado de instigar teorías conspiratorias. En esta farsa tan bien ensamblada llamada democracia ya no puedas llamar al pan, pan; y al vino, vino.
La Alimentación
Pasemos ahora al sector de la alimentación. Ese aborregamiento, esta hipnotización, este empastillamiento... ha permitido hacernos creer que la alimentación industrial moderna, producida a gran escala, conteniendo miles de distintas sustancias químicas en sus ingredientes, fumigada y bañada con pesticidas, herbicidas e insecticidas, elaborada, adulterada, y genéticamente modificada, es mejor que la alimentación que nos ofrece la naturaleza en su estado natural.
¿Qué nos pasa? ¿Dónde ha quedado nuestro sentido común? ¿Quién está detrás de esta monstruosa industria alimentaria que nos enferma a todos? Pues los mismos, ese puñado de personas poderosas, propietarias de la gran industria farmacéutica, y que ahora tienen también el monopolio de toda la industria alimentaria producida a gran escala. EXACTAMENTE LOS MISMOS. Yo te pongo enfermo a través de la alimentación industrial, y luego te medico. Simplemente como ejemplo me gustaría comentar un hecho que conocimos personalmente sobre una destacada empresa multinacional danesa, la cual a través de una de sus empresas afiliadas te vendía los productos para la fumigación agrícola (por supuesto tóxicos), y en otra empresa afiliada te vendía el producto para el tratamiento de la quimioterapia para pacientes de cáncer. ¿Volvemos a sumar? 2 + 2 = 4. Yo te provoco el cáncer con estos alimentos industriales conteniendo muchos químicos, muchos de ellos probadamente cancerígenos… y yo te vendo un tratamiento extremadamente caro para intentar curarte. Suena terrible, ¿verdad? Pues sí, suena, y es, terrible. Aquí vendría muy bien la famosa frase del periodista Hunter Thompson: “La verdad, cuando finalmente la descubres, es mucho peor que tus peores sospechas”.
Dentro de este apartado de alimentación creo que es importante hablar de un tema muy controvertido como son los alimentos transgénicos, es decir los alimentos genéticamente modificados. Monsanto, una de las principales multinacionales norteamericanas productora de agroquímicos y biotecnología destinados a la agricultura, se hizo líder mundial tanto en la producción de semillas de ingeniería genética como de herbicidas. Para justificar los alimentos transgénicos, la empresa Monsanto, ahora comprada por Bayer, apela a que dichas plantas modificadas genéticamente tienen la ventaja de no ser atacadas por insectos. Ahora, debemos preguntarnos ¿Qué habrá en estas plantas que ni los insectos deseen comer? Si no los quieren los insectos que con su sabiduría innata saben lo que les conviene, ¿por qué nos va a convenir a nosotros? Otro punto negativo muy importante con los alimentos transgénicos es que el fruto no da semilla, es decir no puedes ser autónomo en la producción siguiente, significando que debes comprarle nuevamente a esa empresa cada año las semillas para una nueva cosecha. Esto no solo hace que el pequeño e independiente agricultor con sus pobres márgenes no pueda volver a comprar la materia prima para el siguiente año debiendo quizá vender sus tierras, sino que hace que Monsanto se convierta en amo de toda la cadena alimentaria. ¿Recordáis? “Quien es el amo de la comida es el amo del mundo”.
Y esa manipulación genética que están haciendo con las plantas, especialmente con trigo, soja y maíz, las cuales acaparan el mayor porcentaje de la producción agrícola del mundo, también la están haciendo con los animales. ¿Sabías acaso que estas bebiendo leche de vaca que ha sido genéticamente modificada? Probablemente no, ya que en España y en muchos países no tienen la obligatoriedad de especificarlo en su envase, demostrando una vez más el poder de decisión que tienen estas grandes corporaciones. Habría que preguntarse ¿por qué los gobiernos no tienen ningún interés en informar correctamente a sus ciudadanos para que tengamos la potestad de decidir libremente qué productos comprar?
Con todo ello, ahora más que nunca, es perentorio que consumamos productos ecológicos, sin herbicidas e insecticidas, ni otros productos químicos en su elaboración, con el fin de apoyar la agricultura ecológica e independiente, para el bien de nuestra salud, y también el de nuestra libertad. Quizá también podríamos plantearnos si esta modificación genética utilizada para plantas y animales se ha hecho extensiva a los humanos, y ya nos estuviéramos relacionando con algunos de ellos sin saberlo. La tecnología está, y la falta de valores éticos también. Tal como ha ido evolucionando la sociedad lo extraño sería que no se hubiera hecho todavía, pero ello solo sería una suposición y lo que yo intento es hablar de los hechos que sí podemos comprobar.
Las Vacunas
Antes de hablar sobre la crisis que estamos viviendo, creo que es importante que hablemos sobre un tema crucial y controvertido como es el de las vacunas, muy debatido en estos momentos cuando se cierne sobre nosotros la sospecha de una vacunación masiva obligatoria. En mi infancia era obligatorio ponerse 4 vacunas: polio, difteria, tétanos y tosferina. En la actualidad los niños se ven obligados a ponerse más de 20 vacunas diferentes, y la mayoría de ellas de forma repetida desde que nacen hasta cumplir la mayoría de edad. Es decir, introducimos en el cuerpo de nuestros niños, incluso desde recién nacidos, virus, bacterias y otras sustancias vivas, muertas y sintéticas, con la teoría de que así se harán resistentes a dichos microrganismos para el resto de sus vidas. El tema es que se ha podido comprobar, a lo largo de los años de estar vacunando a la población, que éstas no son tan inocuas como nos quieren hacer creer; es más, se está relacionando el incremento del número de casos de niños con autismo y con síndrome de hiperactividad con este incremento de vacunación. Además, las vacunas, aparte de contener virus, que ya de por sí es arriesgado, contienen también conservantes, mercurio, aluminio, formaldehído y ciertas partículas detestables de animales y suero. Y ahora que todo el mundo sabe de la toxicidad del mercurio y del aluminio, metales pesados que además son muy difíciles de eliminar del cuerpo, no nos debería extrañar que estos se acaben almacenando en el cerebro con las consecuencias que ello puede comportar en nuestra salud.
Y lo que hace todavía más difícil de justificar la vacunación obligatoria, es el hecho de que las primeras vacunas que se impusieron -la de la tuberculosis, la difteria y la tosferina-, se introdujeron cuando estas enfermedades estaban erradicadas al 90%. ¿No sería que las normas higienistas que se fueron incorporando a nivel de sociedad e individualmente era la forma mejor de erradicar o prevenir muchas enfermedades de forma totalmente natural? ¿Por qué entonces se insiste tanto en la vacunación, y además se aumenta dicha política?
Los numerosos estudios realizados en todo el mundo sobre los variados riesgos que están comportando las vacunas, y la no tanta efectividad prometida, deberían ser suficientes para replantearnos su uso. De hecho en EE.UU. existe un fondo económico llamado National Vaccine Injury Fund, establecido por el gobierno en 1986 para compensar a las víctimas mortales por el uso vacunas. Hasta la fecha ha pagado 783 millones de dólares en indemnizaciones por unas 579 muertes, habiendo muchas más pendientes de resolución. En España también se han dado resoluciones e indemnizaciones a niños afectados por distintas enfermedades a consecuencia de su inoculación.
Como ejemplo de su pobre efectividad me gustaría incluir el resultado de algunos de estos estudios:
- En el brote epidémico de sarampión en EE.UU. en 1991 se comprobó que más de la mitad de las muertes, fueron de sujetos vacunados; y la mayoría de los demás quedaron con el sistema inmune comprometido.
- En un estudio realizado en Guinea-Bissau la mortalidad de los niños vacunados daba el doble que la de los no vacunados.
- Se ha comprobado que los niños vacunados tienen unas 14 veces más probabilidades de padecer algún tipo de alergias, sean dermatológicas con erupciones, o respiratorias con brotes de asma, y en casos más graves, con choque anafiláctico.
- Los niños que reciben toda la serie de 3 vacunas de hepatitis B tienen una tasa 9 veces más alta de afectaciones neurológicas, especialmente del sistema nervioso central, disminuyendo capacidades para el desarrollo, y en casos más extremos provocar meningitis y encefalitis.
- Los niños vacunados pueden desarrollar 8 veces más TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
- También se ha relacionado el autismo con el uso de vacunas debido especialmente al mercurio que contienen. En una investigación amplia realizada con 2.000 padres y madres de niños autistas, el 90% declararon que los síntomas comenzaron inmediatamente después de la vacunación, sobre todo cuando los niños reaccionaron con fiebre, tos o dermatitis.
En julio del 2014 se celebró en Niza frente a más de 3.000 médicos, y científicos de todo el mundo, el IX congreso Internacional de Autoinmunidad, donde se expuso el problema grave de las sustancias tóxicas presentes en las vacunas donde el mercurio, el aluminio el escualeno (aceite de tiburón) y la silicona, estaban causando distintas patologías y muchas enfermedades autoinmunes. Por supuesto, como era de esperar, y como viene siendo habitual, no se pudo llegar a ningún consenso para que por lo menos fuera potestad individual o de los mismos padres el decidir si se decantaban por la vacunación o no.
Ahora bien, si apelamos a nuestro sentido común, ¿vosotros creéis que en un cuerpo tan inteligentemente creado como es el del ser humano, que lleva incorporados todos los recursos de mantenimiento y autosanación en su diseño, necesita algo externo para conservar su salud? Cuando se nos rompe un hueso, no es el médico quien lo suelda, es la propia naturaleza que se repara a sí misma; siendo el médico si acaso quien ayuda a su recolocación e inmovilización, pero la sanación la hace el mismo cuerpo desde dentro. Y lo mismo podríamos decir con cortes en la piel, quemaduras, resfriados, gripes… ¿No creéis pues que sería mejor educar e implementar medidas higienistas, buenos hábitos y alimentación natural en las personas para reforzar su sistema inmunológico el cuál conoce muy bien como activar sus propios mecanismos de autoreparación en vez de inyectar a los bebés todo tipo de virus y bacterias? ¿No sería por ejemplo mejor promover la lactancia materna durante todo el primer año de vida de un bebé cuando se ha demostrado que ello les ayuda a protegerse de forma natural contra infecciones y muchas otras enfermedades preparándoles con un fuerte sistema inmune, en vez de promover la leche de fórmula como la mejor leche que puedes ofrecer a tu bebé?
Dicho todo ello podemos hablar ahora sobre las vacunas de la gripe estacional que tan de moda se han ido poniendo en los últimos años, supongo que entre otras razones para captar a las personas mayores, con las que ya no se justificaba inocularlas con otro tipo de vacunas. El virus de la gripe ha estado presente en muchísimos hogares de todo el mundo desde tiempo inmemorial principalmente durante los meses de invierno, virus que ha ido mutando de año a año y que la vacunación basada en los virus de la anterior infestación no pueden proteger ante la nueva cepa del inicio de cada invierno. Y sin embargo se ha continuado promoviendo de forma intensa dicha vacunación aunque se hubiera demostrado su poca efectividad. Las personas de edad, condicionadas por los médicos a vacunarse, una gran mayoría continuaban contagiándose del virus de la gripe y en algunos casos con mayor virulencia.
Con lo expuesto, debemos entender que si se continúa condicionando u obligando a la gente a vacunarse no puede ser otra razón que la del beneficio económico. Está claro que para la industria farmacéutica las vacunas son un negocio; y en el caso de una vacunación masiva, un negocio masivo.
Pandemia o "Plandemia"
El intento de vacunar a la población en las anteriores gripes -porcina y aviar- del 2006 y 2009, ya clasificadas entonces como distintas variantes de la gripe A, a través de crear una alarma sanitaria mundial innecesaria, fue un fracaso y para muchos una manipulación evidente por parte de las multinacionales farmacéuticas, apoyadas por los ministerios de sanidad de distintos países, que consiguieron condicionar a la OMS para que cambiara la definición de pandemia y de esa forma poder implementar la vacuna obligatoria a toda la población mundial. Ante una gran resistencia por parte de la ciudadanía que se opuso masivamente a ponérsela, los millones de vacunas comprados por los estados, con el dinero de los contribuyentes, acabaron en la basura; sin embargo las farmacéuticas y laboratorios que estaban dedicados a investigar y producirlas, ya habían recibido sus beneficios económicos con las ventas de vacunas y antivirales compradas por los gobiernos.
Si vemos las cifras de fallecimientos por personas afectadas ese año 2009 por la ‘temible’ gripe A, te das cuenta de que no había nada que temer, pues las cifras oficiales de personas fallecidas no llegaron a superar 18.500 para todo el mundo. Si tenemos en cuenta que para ese año la población mundial estimada era de 7.000 millones, solo nos queda hacer una sencilla regla de tres. ¿Y cuáles el resultado? Solo 0,00026 fallecimientos por cada 100 habitantes, es decir 2,6 fallecimientos por gripe A por cada millón de habitantes. ¿Me seguís?
¿Sabéis cuanta gente muere cada año en el mundo a consecuencia de enfermedades causadas por una incorrecta alimentación y unos hábitos de vida inapropiados en nuestra sociedad actual? Si tomamos en cuenta las 4 enfermedades que más vidas se cobran en el mundo moderno - enfermedades del corazón, enfermedades pulmonares, cáncer y diabetes-, todas ellas juntas, matan anualmente a 41 millones de personas en todo el mundo. Si volvemos a hacer la misma regla de tres, el porcentaje obtenido de fallecimientos para la población total es es de 5.300 defunciones/millón, que nada tienen que ver con los 2,6 fallecimientos/millón por la gripe A. Repito 5.300/millón contra 2,6 muertes/millón. ¡¿Qué nos están vendiendo?! Y la principal causa de estos 41 millones de muertes se podrían prácticamente erradicar si se censurara la alimentación industrial y tóxica a la que nos han acostumbrado y a la que desgraciadamente nos hemos quedado ‘enganchados’, ya que está reconocido que muchos de los ingredientes incorporados en este tipo de alimentación son fuertemente adictivos. ¿Y qué hacen los gobiernos que teóricamente deberían velar por nuestro bienestar y nuestra salud para erradicarlas? Yo diría que nada, o mejor dicho, diría que dirigen la vista hacia otro lado para no meterse en un terreno resbaladizo como es el de enfrentarse a este poder oculto en la sombra en el que se incluyen los propietarios de las macrocadenas productoras de alimentación industrial.
Las personas que no teníamos TV y no pudieron influir en nosotros con la política del miedo, pudimos ver con cierta distancia y perspectiva el gran espectáculo que se presentaba ante los ojos de los ciudadanos, con un despliegue sanitario explícito, y sobre-exagerado, que en aquel momento no fraguó. Y ahora vuelve a repetirse el mismo teatro. Ya tenían el decorado, el vestuario, el guion, ya habían hecho el ensayo general… ahora tenían que hacer lo que fuera para que la gente les creyera. La primera estrategia era la de asegurarse de que sembraban el suficiente pánico para toda la población, utilizando desde el momento cero la herramienta del terror como primera arma de ataque. ¿Recordáis el concepto antes nombrado de ‘MORIRSE DE MIEDO’? Pues ahí estamos.
Datos comparativos de las tasas de mortalidad por gripe estacional y por COVID19
De la misma forma que en este proceso de información único, bombardeado por las televisiones de todo el mundo, escondieron las cifras comparativas de defunciones en el caso de la gripe A, algo clave para verificar la gravedad de la situación, lo mismo están haciendo ahora con el COVID19. Si no tenemos cifras comparativas con los índices de mortalidad de las gripes estacionales de años anteriores, ¡¿cómo podemos saber cuán terriblemente peligroso es este virus, máxime cuando mantiene a toda la población mundial confinada en sus casas por tiempo indeterminado?! ¿Y por qué no nos las dan? Pues porqué las cifras que salen no justifican de ninguna forma el tener a toda la población mundial encerrada; lo cual nos permitiría pensar que hay otra agenda detrás que se nos está escondiendo al ciudadano de a pie.
Cuando intenté encontrar este dato clave comparativo de mortalidad en Internet, tampoco lo hallé. Por tanto si quería averiguarlo debería hacerlo por mí misma utilizando los datos oficiales publicados en años anteriores en sus páginas y a continuación aplicar la regla de tres. Cuando vi los resultados ¡no podía creerlos! ¡Eran tan bajos que tuve que repetir varias veces esos sencillos cálculos para convencerme de que no me había equivocado! Os invito a hacerlos vosotros mismos para que podáis creer lo que os estoy diciendo. A este punto, algunos de vosotros podéis sentiros ofendidos por restarle importancia al coronavirus, especialmente si habéis tenido algún familiar y/o conocido que ha fallecido a consecuencia del COVID19. No quiero que penséis que no me importan. Me importan y mucho; y también el hecho de que hubieran tenido que llegar a ese desenlace final sin haber podido tener a sus seres queridos acompañándoles si estaban hospitalizados.
Pero permitidme volver a las cifras comparativas, porque este es un tema muy importante. Empezaremos enumerando las cifras de defunciones en años anteriores por las gripes estacionales. Según la Organización Mundial de la Salud, el número de fallecimientos causados por las gripes estacionales en todo el mundo en la última década se ha estimado que estaba entre 290.000 y 650.000, correspondiendo la segunda cantidad al número de muertes imputadas a la gripe estacional del invierno 2018-29019. Si queréis hacer un poco de memoria conmigo deberíamos recordar que el año pasado hubo una incidencia importante de casos de gripe viral, de forma que la mayoría de la gente exclamaba: “¡Todo el mundo está con gripe!”. Creo que pocas personas se escaparon de cogerla, fuera más o menos fuerte. En mi caso, la pasé inusualmente fuerte y virulenta, y me costó más de un mes superarla. Hablamos del invierno anterior a la declaración de la pandemia, es decir, de la gripe estacional anual.
Vamos pues a aplicar la simple regla de tres con los datos de la gripe estacional del último año:
1. Si para una población mundial de 7.700 millones de personas hubieron 650.000 defunciones, entonces para 100 personas, ‘x’. El porcentaje resultante es del 0,0084 %, es decir: 84 fallecimientos por cada millón de personas en todo el mundo por gripe estacional el invierno del 2018-2019.
2. Ahora vamos a hacer lo mismo con las cifras oficiales aportadas para el COVID19 a fecha de 11 de Abril 2020: Si para una población mundial de aproximadamente 7.800 millones de personas ha habido unos 103.000 muertos por las mismas fechas, volviendo a aplicar la sencilla regla de tres, obtenemos un resultado de 0,0013%, es decir: 13 fallecimientos/millón de habitantes. Cifras extremadamente bajas para justificar dicho confinamiento. Si las comparamos con los 60.000.000 de muertos que cada año hay a nivel mundial por distintas enfermedades, los 103.000 muertos por covid 19, son una verdadera nimiedad. ¿Dónde está la pandemia? Solamente contando las muertes por enfermedades cardiovasculares nos vamos a 15,2 millones; por cáncer, 8,8 millones; por enfermedades de las vías respiratorias, 3 millones (atención a este dato); por diabetes, 1,6 millones. Todo esto sin hablar de los varios millones de muertes anuales en los países menos desarrollados que se cobran anualmente como 1,4 millones de niños que fallecen por diarreas y 1,4 millones por tuberculosis.
Y además sobre las cifras del COVID19 deberíamos tener en cuenta que la declaración de emergencia en enero del 2020 coincidía en el tiempo con el pico de la gripe estacional; y que no se ha hecho distinción específica del número de personas que morían de la gripe estacional o del COVID19, ya que según algunos renombrados epidemiólogos a nivel internacional, el famoso 'test' que se está utilizando (PCR) no parece diferenciar un virus de otro. Y otro punto importante a tener muy en cuenta es que no se ha distinguido si los fallecimientos han sido debido al COVID 19 o 'con' el COVID19, que como comprenderéis no es lo mismo. Muchas de las personas mayores que han fallecido este invierno quizá también lo hubieran hecho por la gripe estacional.
Os incluyo también las comparativas de China y Estados Unidos por si todavía os quedaran dudas:
En China, para una población aproximada de 1.400 millones de habitantes, ha habido una confirmación de unos 3.400 fallecidos, lo que representaría un 0,00024%, es decir 2,4 fallecimientos/millón de habitantes.
En EE.UU. para una población aproximada de 330 millones de habitantes, y una confirmación de unos 20.000 muertos, representaría un 0,006 %, es decir 60 fallecimientos/millón de habitantes.
¿Os fijáis que las cifras del coronavirus no indican nada tan terrorífico comparadas con otras enfermedades, como para confinar a toda la población mundial en sus casas, como si estuviéramos en arresto domiciliario, y además pegarle un hachazo a la economía mundial, donde los más perjudicados serán los que están más abajo en la escala social y económica perdiendo su trabajo; así como la pequeña y mediana empresa que no podrá resistir una crisis de estas características?
Creo que hasta ahora, todo lo comentado en este artículo, ha sido simplemente una enumeración de hechos; hechos que quizá habrán podido escandalizar, indignar, e incluso provocar el rechazo a más de una persona, especialmente si le añadimos la forma cruda y directa en cómo os los he presentado, pero hechos al fin y al cabo. Aquí, más de uno me diría: ¡¿Cómo es que los hospitales estaban desbordados, y en algunas poblaciones han tenido que improvisar y adecuar otras instalaciones para recibirlos si en realidad no están habiendo tantos casos?! Pues simplemente por el MIEDO. Miedo que intencionadamente han deseado provocar a través de los medios de comunicación, haciendo que toda la población mundial al primer estornudo, a las primeras décimas de fiebre, a los primeros síntomas de gripe corriera con pánico a los hospitales, colapsando consecuentemente las camas disponibles. Si no hubieran creado esa alarma ficticia, la gente hubiera pasado la gripe en su casa como otros años, haciendo el mismo comentario que en años anteriores: ¡"Todo el mundo está con gripe"! Y de esa forma solo se hubieran tenido que atender a los casos habituales de pulmonía que afectan cada año a la población de más edad. Os recuerdo lo escrito más arriba: cada año fallecen 3 millones de personas solo por enfermedades relacionadas con las vías respiratorias.
¿Qué os parece si ahora diéramos un paso más adelante y nos planteáramos algunas hipótesis? Quizá con ello podríamos colocar algunas piezas más del puzle y comprender un poco mejor lo que verdaderamente hay detrás de todo este despropósito.
Algunas preguntas sobre la mesa
Para ello lanzaré algunas preguntas, consciente de que cada vez un mayor número de personas se las está planteando también:
- ¿Cómo es que desde el mismo primer fallecimiento ya tomaron estas extremas medidas de seguridad para evitar el contagio sin saber todavía cómo iba a afectar este virus?
- ¿Cómo es que casi desde el principio, consiguieron que los gobiernos de todo el mundo siguieran la misma política de confinamiento, todos al unísono (semanas antes o después), cuando a los gobiernos les cuesta ponerse de acuerdo para temas incluso que podrían ser más importantes o trascendentales que dicho virus?
- ¿Y si este virus hubiera sido creado por la mano del hombre, en vez de haber sido trasmitido por un animal como los medios oficiales nos quieren hacer creer?
- ¿Y si hubiera sido creado como arma biológica? En Estado Unidos existen 12 laboratorios especializados en este tipo de arma biológica. Se sabe que desde 1943 Estados Unidos investiga y desarrolla virus con dicho propósito en los laboratorios llamados laboratorios de “niveles biológicos de salud”, y en particular en los llamados “Nivel 4”. En China no se quedan atrás ya que existe un laboratorio de este ‘nivel 4’ curiosamente a 30 kilómetros de Wuhan, donde se descubrió el primer infestado.
- ¿Y si hubiera sido soltado intencionadamente por EE.UU., o China, para mover ficha en este pulso que están manteniendo ambas potencias?
- ¿Y si el confinamiento y esa gran pantomima tiene una agenda detrás mucho más ambiciosa por parte de los poderes ocultos, haciendo un experimento colectivo para ver si los gobiernos bailan sobre su mano y la población mundial acepta con docilidad esta especie de ‘encarcelamiento’ sin verdaderamente una justificación real?
- ¿Y si realmente lo que quiere este poder en la sombra es crear un gobierno totalitario con el que les será más fácil controlarnos, y hacer que hagamos lo que ellos quieren? Por ejemplo: poner todas las vacunas obligatorias que quieran, con todos los posibles riesgos para la salud, al mismo tiempo que obtienen inconmensurables beneficios económicos de forma que las puedan continuar inoculando año tras año con interesados argumentos de prevención.
- ¿Y sí con ello desean tener una población más debilitada, con un sistema inmunológico más comprometido todavía, para ir limitando o eliminando de forma sutil a un porcentaje importante de la población?
- ¿Y si aprovechan la vacuna para poner en nuestro interior sustancias como el óxido de grafeno que puede actuar como un microchip en nuestro interior, y como forma de controlar nuestro humor y temperamento a través de modular frecuencias con esa intención? Sabemos que la tecnología está, y el óxido de grafeno y los microchips también.
- ¿Y sí parte del plan de tener en casa a toda la población mundial es en realidad la de poder colocar libremente, sin que la población se percate, repetidores de 5G por todo el mundo con el claro propósito de mantener a la población bajo vigilancia permanente las 24 horas del día una vez se haya instalado un gobierno totalitario?
- ¿Y por qué el ejército de los Estados Unidos comenzó un despliegue de 20 mil soldados americanos en Europa para participar en un ejercicio militar de la OTAN llamado “Defender-Europe 20” cuando todo el mundo debía recogerse en sus casas? Curiosamente la mayoría de ellos enviados a Polonia con la consiguiente preocupación de Rusia, por tratarse del mayor desembarque de fuerzas estadounidenses en el continente europeo en los últimos 25 años.
Me gustaría ampliar un poco más el tema tan candente sobre la tecnología 5G y la posible relación que con el coronavirus pueda tener. Cuando algunos científicos apuntaron esa posible relación, dichas declaraciones sorprendieron mucho al principio y mucha gente las rechazó de plano considerando la hipótesis ridícula. Sin embargo cada vez más científicos e investigadores independientes están ahora comprobando que sí que puede haber una relación directa entre estos dos factores. Ahora con estadísticas realizadas con mapas geográficos, se está comprobando que existen incuestionablemente muchísimas más incidencias en lugares donde 5G está más extendido, que en los que no la han implementado. España e Italia son de los países más afectados de Europa, y curiosamente son los que están sirviendo de experimento de esta tecnología para el resto de países europeos.
No se necesita tener muchos conocimientos para comprender que si somos energía y por tanto frecuencia de vibración, cualquier otra frecuencia de vibración que llegue a nosotros interferirá con nuestras ondas de una forma u otra, y dependiendo de la mayor o menor intensidad de éstas, el daño causado será mayor o menor. Se sabe que las ondas electromagnéticas son perjudiciales y que con las anteriores generaciones de telefonía móvil ya se había podido comprobar que causaban problemas de salud, especialmente a personas más vulnerables, con un aumento destacado de números de cáncer en las zonas más próximas a las torres que soportan las antenas. Ahora con 5G los científicos nos están alertando de que nuestro cuerpo humano no va a poder digerir dicha intensidad, ya que desarmonizaran de tal forma nuestro campo energético y nuestra estructura celular, que podría afectar de forma irreversible a las cadenas de nuestro ADN. Lógicamente ello comprometería muy seriamente nuestro sistema inmunológico, y consecuentemente nos dejaría totalmente expuestos a cualquier tipo de enfermedad. Y todo ello sin contar con las ondas enviadas desde el espacio por las decenas de miles de satélites necesarios para apoyar esta ambiciosa tecnología.
Una de las conferencias que os propongo al final de este escrito, está impartida por el investigador David Icke; en ella explica de forma interesante una teoría que apoya la de otros científicos en el hecho de no haber definido muy bien lo que se ha dado en llamar coronavirus. Estaría bien que nos abriéramos a considerar otras explicaciones dadas por otros científicos independientes y que difieren bastante de las dadas por los organismos oficiales. Algunos dicen que lo que están identificando como virus no son más que los desechos de la batalla interior que se está librando por intentar restaurar la armonía en nuestro interior, por ponerlo de una forma muy sencilla. Para los que sentimos que no podemos fiarnos de las fuentes oficiales y de lo que nos dicen los medios de comunicación, solo nos queda escuchar y estudiar lo que nos dicen científicos independientes a través de otras muchas distintas fuentes. Y luego, por supuesto utilizar nuestras mentes pensantes para discernir la coherencia de una información u otra.
Este tema es demasiado importante y crucial para no querer dedicarle algún tiempo a informarnos a través de lo que nos dicen expertos y científicos independientes de todo el mundo que a través de canales de YouTube están compartiendo sus conocimientos sobre los perjuicios que dicha tecnología 5G tiene sobre nuestra salud. Creo que todos deberíamos hacerlo, y a la mayor brevedad, antes de que acaben retirando todos los vídeos publicados hablando sobre este tema. La censura ya está en nuestras casas, en Internet, y muchos hemos sido testigos de la continua retirada de material independiente y objetivo sobre estos temas en el transcurso de estos días.
¿Tenemos algo a decir?
Sin lugar a dudas estamos en un momento único y sin precedentes en la historia de la humanidad. Un momento crucial en el que la actitud de todos nosotros podría decantar hacia una sociedad sin libertades, con toda la población dirigida y monitorizada hasta el menor detalle las 24 horas del día. O bien, todo lo contrario, podemos evolucionar hacia una sociedad más justa y solidaria, recuperando y desarrollando valores individuales y colectivos más afines a la verdadera naturaleza humana.
El que sea una cosa u otra, dependerá de nosotros, y básicamente de nuestra actitud. Si simplemente observamos pasivamente, ‘dormidos’, el espectáculo que tan expeditivamente nos están ofreciendo, ignorando la sutil manipulación a la que hemos estado sometidos durante décadas, entonces podemos comenzar a imaginar lo que nos está llegando; corriendo además el peligro de que cuando queramos reaccionar ya para entonces sea tarde y nos hayamos deslizado hacia el peor escenario: un gobierno absolutista tipo Gran Hermano, como ya predijo George Orwell en 1949 cuando publicó su famosa novela ‘1984’, o anteriormente Aldous Huxley en 1939 con la también conocida novela “Un Mundo Feliz”. Situación que se podría decir que ya es una realidad en China.
China, facilitado por el hecho de tener un gobierno comunista, y consecuentemente totalitario, ha aprovechado la excusa del tan conveniente coronavirus para poner cámaras de vigilancia en las puertas de las casas de las personas que estaban en cuarentena, así como cámaras en las calles de algunas ciudades, cada pocos metros para tener monitorizada las 24 horas del día a toda la población; siendo esto posible gracias precisamente a la tecnología 5G. No contentándose con ello, han obligado a los ciudadanos a bajarse un programa en el ordenador para mantener un control constante a través del propio ordenador, teléfono y tablet. Las restricciones en China al uso de cualquier aplicación propiedad de Facebook o Google ha hecho que desarrollara su propio WhatsApp, llamado ‘WeChat’, una aplicación que además de cumplir las funciones de nuestro WhatsApp tiene incorporado lo que sería también Facebook, Uber, Tinder y Skype, todo en uno, y que juntamente con la aplicación WeChatPay ya no es necesario utilizar dinero ni tarjetas de crédito; una aplicación que tiene sensores de calor para saber el número de concentración de personas en cada momento determinado, y todos los datos relacionados contigo y con tu vida personal. También han incorporado el uso de pulseras sensoras de localización sobre la piel, las cuales, entre otras funciones, toman la temperatura corporal. Ahora solo les queda pendiente el implementar masiva y obligatoriamente la vacuna contra el coronavirus y, quién sabe, si acompañada ésta también por la colocación de un microchip bajo la piel; microchips que ya no son ciencia ficción, sino una realidad. Se han colocan debajo de la piel en el dorso de la mano, de forma experimental, en distintos países desde hace algunos años -en Suecia hay miles de personas que los están ya utilizando para abrir puertas, pagar compras, comprar billetes de metro, etc.; y en España algunos voluntarios también. Puede que sea práctico pero también indiscutiblemente una herramienta de control y rastreo permanente hacia las personas que los usan. Y si lo implementan obligatoriamente… entonces hacia toda la población sin excepción. Todo lo enunciado está siendo implementado en China, excepto los microchips, y lo están viviendo nuestros amigos y familiares que están trabajando actualmente en ese país.
Ahora bien, también podría ser que este confinamiento hubiera trabajado a nuestro favor al permitirnos más tiempo del habitual para poder 'despertar'. Si lo hacemos, ello nos dará la oportunidad de tomar una actitud proactiva, y también nos dará el coraje, tanto a nivel individual como colectivo, para defender lo que es nuestro, para crear una democracia real, y caminar hacia esa sociedad utópica que todos deseamos. Una sociedad donde las personas se puedan empoderar a través de la información, promoviendo la responsabilidad individual y grupal. Una sociedad donde puedas decidir realmente si el gasto público es adecuado y coherente en los distintos sectores, y si los privilegios de la clase política son abusivos, desproporcionados o desmesurados; una sociedad en la que puedas confiar en sus líderes por ser ejemplo y modelo a seguir; una sociedad donde los científicos sean honestos y no se vendan al mejor pagador; una sociedad donde los medios de comunicación ofrezcan información verídica y objetiva, añadiendo también los aspectos positivos de personas y hechos que también existen en nuestra cotidianidad. Una población motivada, formada y bien informada puede llegar a ser mucho más poderosa y efectiva que una población ignorante y vigilada; por ello, no ha sido nuca del interés de los dirigentes que camináramos en esa dirección.
Pero esta sociedad mejor, más justa y solidaria, solo la podremos conseguir si estamos todos juntos, caminando globalmente en la misma dirección. También siendo activos en defender e impulsar movimientos pacíficos haciendo que nuestra voz sea escuchada; firmando campañas que defiendan nuestros intereses y los de todo el planeta; denunciando el mal uso y abuso de los derechos humanos que coartan las libertades individuales y colectivas... Con valentía, comprendiendo que la unión hace la fuerza. Ahora puede ser nuestra oportunidad. Oportunidad para despertar, para empoderarnos, para defender lo que es nuestro.
Las dos opciones están servidas sobre la mesa, y somos nosotros quienes podríamos decantar la balanza en una dirección u otra. La primera estaría basada en el miedo; la segunda en el amor; las dos únicas fuerzas que mueven el mundo.
Ahora no es tiempo para aislamientos nacionalistas; tampoco lo es para mirarse el ombligo, creyéndonos el centro del mundo. Ahora es tiempo de una solidaridad global. Una solidaridad que no solo sería una victoria para nosotros en estos momentos tan críticos, sino también para dejar un buen legado a nuestros hijos y a las generaciones que todavía están por venir. Tiempo para despertar. Tiempo para ser y no para pretender. Tiempo para ser y no para aparentar. Tiempo para comprender que NOSOTROS DEBEMOS SER EL CAMBIO QUE QUEREMOS VER EN EL MUNDO.
Una visión positiva
Si dejamos de ver el Covid19 desde nuestra perspectiva del miedo y lo empezamos a ver desde nuestra comprensión, podremos reconocer el valor que hay en él. Quizá lo necesitábamos para que nos mostrara que no podíamos continuar violando las leyes universales. A través de él estamos despertando y comprendiendo muchas cosas. Estamos elevando el nivel de conciencia tanto individual como colectivamente, dándonos la oportunidad de volver a desarrollar valores que hemos ido olvidando con los siglos: gratitud, apreciación, respeto, aceptación, paciencia, tolerancia, empatía, solidaridad...
Solemos aprender a través de enfrentarnos a las dificultades que la vida nos va presentando, para que en medio del caos y del sufrimiento que se genera, descubramos el principio de amor que se encuentra en la vida misma. Y este principio de amor es el que nos irá liberando de las limitaciones humanas permitiéndonos vivir experiencias de mucha más autenticidad, satisfacción y armonía. No veamos al virus como un problema sino como una oportunidad, una oportunidad de realizar un crecimiento interior. ¡Dejemos de compartir nuestros miedos una vez comprendida esta situación, y pasemos a compartir solamente nuestro entusiasmo y alegría!
A continuación os dejo los links para 4 Conferencias largas y completas que merecen ser escuchadas, todas ellas de profesionales de gran valía con opiniones investigadas, estudiadas y razonadas, pudiéndonos abrir una puerta a una mayor claridad. También os dejo unos cortos de YouTube. Os animo a encontrar tiempo para profundizar un poco más en este tema tan importante y que nos atañe tan directamente:
Conferencias de video imprescindibles para ver:
-Conferencia de David Icke sobre los momentos actuales y venideros (subtítulos en español). Imprescindible escuchar esta conferencia al completo; está dividida en tres partes (aprox. 50 min. cada una. Ojo, hay un fallo en el orden y la segunda, de 57’, es la tercera; y la que dura 44’, es la segunda): https://mega.nz/folder/4EZwFYrQ#cRHlDrQu7J49DZlixsO4kg
- Conferencia de Emilio Carrillo entrevistado por Elizabeth Méndez (1 hora):
https://www.youtube.com/watch?v=Z2C_FUYxQvk
- Os añado una tercera conferencia impartida por el reconocido Dr. Shiva Ayyadurai, pero solo en inglés ya que parece no se ha traducido al español: 'Top Doctor EXPOSES EVERYTHING the Deep State Is Trying to Hide About CV - Entrevista' (27 min.)
Dr. Shiva Ayyadurai: https://www.youtube.com/watch?v=7_WXl90RazA&t=7s
Algunos videos cortos y algún artículo de lectura sobre este tema:
- 5G - BOMBAZO de Médico Veterana en la Audiencia del Senado – dab. Conferencia (5min.) Dra. Sharon Goldberg: https://www.youtube.com/watch?v=hblulK5qrLE
- 5G Wireless Safety - Former President Of Microsoft Canada Frank Clegg & 5G 4G 3G Technologies. Conferencia (10 min. en ingles): https://www.youtube.com/watch?v=h4TdY344Now
La misma conferencia pero traducida al español en: EX CEO MICROSOFT Conferencia- Frank Clegg ex presidente de Microsoft Canada acerca de la tecnología 5G. (Podéis saltar la introducción algo floja de 2 min. del introductor argentino): https://www.youtube.com/watch?v=AKDbX_jca8Y
- Barcelona será la Wuhan de Europa. Elegida ciudad experimento para el desarrollo 5G. Artículo escrito: https://plataforma.quieroauditoriaenergetica.org/blog/14-categoria-blog-1/481-barcelona-ciudad-experimento-5g
- Repensar Nuestro Mundo – Documental (6 min.) Julien Wosnitza: https://www.youtube.com/watch?v=vZF2Px5vth4
- Contaminación electromagnética – Documental (8 min.) Juan Luis Carrasco:
https://www.youtube.com/watch?v=xjDQjXqhoLA
- El covid-19 no es un virus, es un exosoma influido por la contaminación electromagnética-Artículo escrito: https://plataforma.quieroauditoriaenergetica.org/blog/14-categoria-blog-1/480-coronavirus-exosoma
- Patria y Libertad – Mini presentación (13 min.) Andreas Kalcker autor de “Salud Prohibida”: https://www.youtube.com/watch?v=8HaEEUqoUCU
- Cowspiracy - Vegetarianismo y contaminación – Documental (2 min. y ½):
https://www.youtube.com/watch?v=LWvoX9-v1v0
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Namaste desde Nilaya
Lola Feliu
www.viajealinterior.org
Economista-Socióloga. Naturópata. Máster de Medicinas Alternativas en India. Maestra de Reiki, Riberthing y Quantum Healing. Investigadora en medicina bioenergética. Profesora y conferenciante de metafísica aplicada. Creadora y conductora de los retiros de meditación Vipassana “Viaje al Interior”. Fundadora y directora de la ONG “Corazones de India” (www.corazonesdeindia.org).